jueves, 20 de mayo de 2021

La masonería – Por Rubén Calderón Bouchet.


 



Nota Nuestra: Esta publicación sobre la masonería tiene una visión filosófica-católica. Por lo que para ciertos lectores les puede parecer una lectura un tanto árida.

 

   Se puede decir muchas cosas acerca de la existencia y de los planes secretos o menos secretos que sostiene esta misteriosa sociedad. Se puede hablar de ella con o sin conocimiento de lo que se dice y exagerando, aquí y allá, su valor, su influencia y la antigüedad de sus orígenes. Una cosa es cierta y es que surgió con gran energía a partir del siglo XVIII y se fue transformando a la par de los acontecimientos revolucionarios para tener en sus manos la conducción de la mayor parte de los gobiernos europeos y americanos. Nadie ignora sus raíces gnósticas y cabalísticas, ni la indudable influencia que tuvo en el crecimiento de la mentalidad ideológica, liberal en sus comienzos pero que a poco andar tomó, en algunos de sus sectores, un sesgo decididamente socialista.

 

   Sería pueril atribuir a todos sus miembros una unanimidad en el pensamiento y la acción que no suele ser el privilegio de quienes combaten, antes que nada, por intereses ligados al poder. No obstante las discrepancias estratégicas y tácticas que pueden existir con respecto a los métodos para lograr sus propósitos y a los hombres que pueden integrar sus cúpulas dirigentes, tienen un enemigo común: Cristo y todo cuanto, en alguna medida, favorece la explosión de una espiritualidad cristiana y, en consecuencia, de una mentalidad favorable a una concepción realista del orden natural y a eso que la escuela morraciana y positivista llamaron la física social. Por supuesto que un orden natural concebido en esos términos alienta una concepción del mundo fundamentalmente teonómica y la masonería, desde su iniciación, ha combatido por la imposición de un antroponomismo decidido.

 

   En pocas palabras, estos movimientos masónicos se propusieron, desde el instante mismo de su nacimiento, dar una visión naturalista de la revelación y crear una sociedad que tuviera la responsabilidad de una versión puramente humana de la obra de la redención. El nuevo poder redentor sería, al mismo tiempo, político y eclesiástico. La política tomaría a su cargo el papel liberador de la Iglesia mediante la impartición de una doctrina laica infalible para desterrar, definitivamente, los errores provenientes de la superstición. Predicaría una ética que librara al hombre de los tabúes impuestos por la moral cristiana y procuraría la implantación de una justicia social que desterrara para siempre la miseria.

 

   Estos tres objetivos: ilustración, liberación y riqueza económica venían junto con la santa trilogía revolucionaria de la igualdad, libertad y fraternidad. Para alcanzarlos se imponía luchar contra todos los cuerpos sociales que son el resultado de las desiguales aptitudes en el curso de la historia y al mismo tiempo anti-cuerpos indispensables para defender los organismos comunitarios contra el ataque disolvente de las consignas revolucionarias.

 

   Ambos enemigos: la Iglesia Católica y los naturales cuerpos intermedios del orden social, dan a las fuerzas masónicas una unidad en sus directivas que sería muy difícil encontrar en asociaciones que luchan por la fe común. El odio crea una suerte de infalibilidad al revés que da a sus ataques una certeza admirable para golpear al adversario en sus puntos débiles.

 

   Esta certeza para señalar los desfallecimientos del enemigo ha sido observada con asombro por los cristianos más inteligentes y atentos a los ataques de la masonería, por esa razón cuando tienen alguna duda con respecto al valor de un movimiento que aparenta defender las puestas católicas, averiguan lo que dicen de él las publicaciones masónicas o comunistas y tienen la plena seguridad de que si piensan mal de esa corriente de pensamiento es porque es buena y han percibido ese valor con la agudeza de su rencor vigilante.

 

   Guénon decía que en sus comienzos las sociedades masónicas cultivaron ciertos conocimientos esotéricos que por su índole debían permanecer en el secreto de algunos pocos hombres especialmente preparados para comprenderlos con armonía y equilibrio. Estos «iniciados», para darles el nombre que conviene a los adeptos de una «gnósis», conocían verdades reveladas por poderes ocultos que les permitía alcanzar una perfección en el conocimiento y la operación, de la que el común de los hombres no tenían la menor idea. Guénon, como otros privilegiados por el cultivo de saberes ocultos, no dice nada acerca de su origen, ni de su contenido. Tampoco prueba a lo largo de sus reflexiones inevitablemente exotéricas, que posea una ciencia capaz de superar los límites de una excelente inteligencia. En otras palabras, Guénon prueba saber lo que sabe una buena cabeza formada en la universidad de Francia, luego de haber cursado estudios de lenguas orientales, con especial atención a los escritos de la tradición sánscrita y muy probablemente también cabalística. Da a entender, en el calor oscuro de algunas insinuaciones más o menos sibilinas, que posee la clave de una ciencia profunda, tradicional, de la cual las religiones por nosotros conocidas, son la expresión «ad usum populi», adaptadas en cada circunstancia, al temperamento y las aptitudes metafísicas de los distintos pueblos.

miércoles, 12 de mayo de 2021

Los dos estandartes – Por Monseñor León Meurín. S. J.


 



   Es extraordinario que, siendo la Kabala y el Talmud originarios de Babilonia, coloque San Ignacio, en su meditación sobre “los dos estandartes”, a las fuerzas del infierno, alistadas bajo el estandarte de Lucifer “Príncipe de este mundo” (Juan: XII, 31). En una vasta planicie cerca de Babilonia, en tanto que las fuerzas del ejército del cielo se encuentran bajo la bandera de Nuestro Señor Jesucristo, en una llanura cerca de Jerusalén. Luego nos representa al Príncipe de los réprobos en las planicies de Babilonia (que significa Confusión), sentado en un trono de fuego (su elemento) rodeado de un humo espeso, o sea de mentiras, alegorías y símbolos cegadores y engañosos, extendiendo el terror cabe él, por la horrible deformidad de sus rasgos (véase el Baphomet) y sus miradas terribles (escúchese el estruendo de los gritos de venganza en las logias).

   Nota Nuestra: En una librería de segunda mano hace muchos años, puede hablar con un joven, yo andaba en busca de libros sobre masonería, el joven me escucho preguntar al librero si tenía algo sobre el tema, y entonces se acercó y entablamos una conversación, solo voy a decir lo esencial que guarda relación con el tema de los gritos diabólicos en las logias. Él no sabía que era la masonería y asistió a una “Tenia blanca” son las reuniones donde pueden participar personas que no son de la logia. Esa logia en cuestión está en una localidad del interior de Corrientes. Él me contó que salió despavorido, por los gritos de los masones, diciendo –muera la Iglesia católica– y demás barbaridades, como –guerra a la superstición– (que seríamos los católicos, así nos llaman, supersticiosos, por ser suavecito, pues tienen otro motes terribles, donde ni la Virgen María se salva). Los masones andarán como perfectos hipócritas bajo una fachada de perfectos caballeros, incluso como falsos católicos, llenos de buenos modales, en lo exterior, pero en las logias, son como monos enjaulados, como chanchos en su chiquero. Lo que este muchacho me contó, (aunque no me crean) es cierto, y coincide con lo que comenta Monseñor sobre el lenguaje de odio (de venganza) en las logias. Me lo contó alguien que no sabía dónde estaba entrando, pero si sabía que eso no es lo que quería, pues era Católico. Si quieren pruebas lean la poesía blasfema  “Himno a Satán” compuesta por el masón Giosué Carducci. Y tengo muchas  más  pruebas sobre el lenguaje que utilizan los masones en sus logias contra la Iglesia Católica, contra Cristo, y la Virgen María. Seguimos con Monseñor Meurín.

 

   En segundo lugar, San Ignacio nos muestra, alrededor de Satán la multitud innumerable de sus sectarios y ministros. Encuéntrense allí reunidos los pecadores de todos los siglos, desde Caín a los Comuneros, de los socialistas alemanes a los nihilistas rusos, y los luciferianos italianos; allí están los esclavos de las pasiones, los orgullosos y los ambiciosos (los que codician el poder supremo en el mundo); los expoliadores de los bienes ajenos (la alta finanza y las grandes empresas de pacotilla); los impúdicos (las numerosas logias de adopción, serrallos de los masones); los homicidas (Carbonarios y otros afiliados a la Masonería), etc. El designio de Lucifer es seducir a todo el género humano, mediante el establecimiento de la República universal, gobernada por el martillo de oro del Jefe Supremo de la Masonería, y, luego de seducirla, arrastrarla a su espantable desdicha (no para ofrecerle las delicias de su Imperio de fuego, sino para vengar en la criatura divina el castigo eterno que le fué infligido por su rebelión). Esta venganza de Lucifer será la justa recompensa por la apostasía de aquellos que han preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malvadas

   Escuchemos a Lucifer dirigiéndose a sus ministros, ordenándoles que tiendan toda clase de trapas a los hombres para perderles. Les enseña sus artificios y tentaciones: como, en principio, conquista las almas por el amor a las riquezas (para encontrarse asistido hay que ser masón): como despierta luego la ambición en ellos (para alcanzar el poder hay que entrar en la logia), y, en fin, el orgullo, el abismo sin fondo del que salen todos los pecados… ¡Cuántos bobos, insensatos y ligeros dé cascos de ambos sexos se dejan coger a diario en estas redes! ¡Cuántos se dejan caer en ellas a ciegas (primero, con los ojos vendados, y luego deslumbrados por el licopodio masónico) y cuántos no contentos con haberse dejado seducir, procuran también seducir a sus hermanos!

   Este estandarte de Lucifer, así presentado por San Ignacio, ¿no es una imagen perfecta de la Masonería? Y el estandarte de Jesucristo, ¿no es acaso una sorprendente imagen de la Iglesia Cristiana?

   Nuestro Señor se encuentra en la llanura de Jerusalén, ciudad de santos, visión del cielo, no sentado sobre un trono, sino conversando humildemente con sus bienamados, atrayendo los corazones con la bondad y encanto de su mirada, con la verdad y la virtud que enseña, con la paz y consuelo que obra en las almas elegidas.

   A su alrededor se agrupan sus discípulos y apóstoles de todos los tiempos: los patriarcas, los profetas, los mártires, los penitentes, las vírgenes... Ni hay allí ni un sólo vicio, ni una sola de las debilidades que deshonran a la humanidad. Por el contrario; todas las virtudes están llevadas al punto del heroísmo. ¿Cuál es el designio de nuestro Divino Rey? El de llevar a todos los hombres a la virtud y, por la virtud, a la felicidad en el tiempo, y a la gloria en la eternidad. Por ello quiere que sus apóstoles vayan por todo el mundo a predicar el Evangelio para inspirar a las almas, en primer término, el desprecio a las riquezas, y después la humildad, fuente de todas las virtudes. Ved el triunfo del apostolado cristiano: cuántos pecadores convertidos, y arrancados al infierno; cuántos discípulos conquistados para la santa pobreza y la humildad evangélicas; cuántos nuevos apóstoles formados para la salud de las almas y la gloria de Dios.

 

 

“SIMBOLISMO DE LA MASONERÍA”

lunes, 10 de mayo de 2021

DEFINICIÓN DE LA MASONERÍA. SUS ORÍGENES – Por Arnaud De Lassus.


 


Definición

 

   EL diccionario Le Robert define así la palabra masonería: “Asociación internacional parcialmente secreta, de carácter naturalista y filantrópico, cuyos miembros se reconocen por ciertos signos o emblemas”.

   Sin ser completa, esta definición subraya cuatro rasgos importantes de la masonería:

    – su ideología (el naturalismo);

    – su organización (internacional y secreta);

   su aspecto exterior (frecuentemente filantrópico).

   Antes de seguir con el análisis, examinemos sus orígenes y algunas líneas gruesas de su historia, tal como la presentan sus propios historiadores.

Orígenes

   Toda sociedad se revela por sus orígenes. Se comprende que las sociedades secretas se preocupen de ocultar los propios. Por este motivo, la cuestión de los orígenes de la masonería es un tanto embrollada.

Acta de nacimiento oficial

   Todos los historiadores están de acuerdo en reconocer que la masonería, según está organizada actualmente, nació en Londres el 24 de junio de 1717 (día de San Juan), fecha en que fue creada la gran logia de Londres, principalmente por iniciativa de Jean Théophile Desagulier (1) y James Anderson (2), ambos pastores protestantes.

La fusión de una antigua corporación y de una sociedad ocultista

   ¿Qué es exactamente lo que ocurrió en 1717? Aquí los historiadores ya no están de acuerdo. La tesis más verosímil es que se fusionaron dos organismos preexistentes: una antigua corporación de obreros constructores (2ª) y la sociedad ocultista de los Rosacruces.

   1 Jean Théophile Desaguliers (1683-1744), hijo de un pastor protestante de La Rochelle, fue asignado como capellán al príncipe de Gales, el futuro Jorge II.

   2 James Anderson (1684-1739), escocés, fue ministro presbiteriano.

   2a El texto francés usa en este caso el términdbatisseurs. Debe tenerse presente que, en este idioma, masón significa también “obrero de construcción especializado, que fabrica la obra gruesa y su revestimiento”. Aparte debatisseui; el texto emplea también los términos constructeur, ouvriers constructeurs y, además, maçon. El término francés empleado en cada caso se ha puesto en la traducción entre paréntesis. El equivalente de maçon, en inglés, es mason. En español, masón designa sólo al miembro de la masonería. [N. del traductor]

   Esta fusión es evocada así por el rabino Toaff: “Existe en la masonería una doctrina secreta, filosófica y religiosa, introducida por los rosacruces gnósticos cuando se produjo su fusión con los obreros constructores (maçons) libres en 1717. Esta doctrina secreta, o gnosis, es patrimonio exclusivo de la masonería de los grados más altos” (3).

   Así se explicaría que existan en la masonería dos corrientes de inspiración: “La masonería francesa –escribe el masón Manus Lepage– reúne en ella muy especialmente dos corrientes tradicionales distintas: la operativa, proveniente de los antiguos obreros constructores (constructeurs) y la especulativa, aportada por los filósofos y quienes profesan doctrinas herméticas” (4).

   4. Revista Le Symbolisme, n° 6, julio de 1956.

 

La explicación histórica expuesta por el Padre Barbier

 

   En su libro Las infiltraciones masónicas en la Iglesia, el Padre Barbier presenta esta misma tesis con más detalles: “La masonería sería lisa y llanamente de origen gnóstico. Provendría de la alianza de los representantes de las sociedades gnósticas con las logias de obreros constructores (ouvriers constructeurs), a las cuales se les deben nuestros edificios católicos desde el siglo XIII al XVII. He aquí la explicación histórica que se le da a esta tesis” (5).

   La explicación comienza por una exposición relativa a la corporación inglesa de los obreros constructores, que tomó en el siglo XIV el nombre de “fraternidad de los obreros constructores libres” (ver nota 2a). Ella perdió importancia en el siglo XVII y, para sobrevivir, aceptó como miembros a personas que no eran obreros constructores, de allí su nuevo nombre de “fraternidad de los obreros libres y aceptados”. La explicación histórica que cita el Padre Barbier continúa así:

   Había en esta época una sociedad alquimista llamada de los “Rosacruces”, heredera de la Orden de los Templarios, y que conservaba el gnosticismo primitivo. Su fundador es conocido por el nombre de Chrétien Rosencreuz, templario, que había recorrido sucesivamente Turquía, Palestina, Arabia y todo el Oriente, y remontándose así a las fuentes de la tradición esotérica, para oponer la gnosis, por medio de una sociedad misteriosa, a la ignorancia y al fanatismo de la Iglesia romana.

   (5) Padre Barbier, op. cit., p.103.

   El nombre de los Rosacruces venía del emblema adoptado por la sociedad: una rosa sobre la cruz, que simbolizaban, filosóficamente, la unión de la ciencia y de la fe, y gnóstica, la salvación, mas no por la fe, sino por la ciencia.

   Los miembros de esta sociedad se consagraban a la alquimia y a la propagación de la gnosis. Primero fueron poco numerosos, pero su número se había incrementado continuamente, al punto de que a comienzos del siglo XVIII eran muy estimados, en Inglaterra sobre todo, donde gozaban de una influencia de las más considerables (6).

   Pues bien, el 24 de junio de 1717, los rosacruces Jean-Théophile Desaguliers, naturalista, y Jacques Anderson, pastor protestante, “asistidos”, dice la carta convocatoria, “por los hermanos Georges Payne, King, Calvert, Luniden, Elliot y muchos otros” convocaron en la Posada del Manzano, sita en la Charles Street, cerca del mercado de Covent-Gar-den, en Londres, a todos los miembros de las cuatro logias masónicas, las únicas que se encontraban funcionando en Londres en esa época.

   Esta reunión tenía por finalidad realizar la fusión de la “fraternidad de los obreros constructores (maçons) libres y aceptados” con la “sociedad alquimista de los rosacruces” para permitir a los rosacruces cobijar sus investigaciones de alquimia y sus ideas gnósticas bajo el manto respetado de la fraternidad y procurar a los obreros constructores libres y aceptados las ventajas que solamente podían reportarles los adeptos ricos e influyentes de los rosacruces.

(6) The Mystic Tie, por Mackey; Le gnosticisme et la franc-maçonerie, por Ed. Hans. [Nota del Padre Barbier.]

   La asamblea aceptó por unanimidad esta fusión y la masonería nació como resultado de esta aceptación. La “sociedad alquimista de los rosacruces”, la “fraternidad de los obreros constructores libres” y la “fraternidad de los obreros constructores libres y aceptados” desaparecieron para siempre y la masonería, hogar del gnosticismo puro, se alzó frente a la Iglesia Romana, hogar del gnosticismo falsificado y corrompido (7 y 8).

   La agrupación de estas cuatro logias de Londres, reunidas en la Posada del Manzano, tomó el nombre de “Gran Logia de Inglaterra”. En 1723 Anderson editó, hizo aceptar y publicó el Libro de la constitución de los obreros constructores libres y aceptados. Esta denominación fue conservada para alejar aun la posibilidad de una sospecha respecto del verdadero fin de la naciente masonería. Pero la finalidad secreta de la nueva sociedad era siempre la de retomar la obra de los antiguos gnósticos y de los Templarios, que era la de sustituir el cristianismo de Occidente, sometido a influencias semíticas y degenerado, por un cristianismo esotérico y gnóstico, que sus dirigentes habían conocido estudiando los libros sagrados del Oriente y afiliándose a algunas sociedades secretas del mismo país. El fin confesado era el de hacer propaganda al liberalismo en todo el universo.

   (7) Recordemos que el Padre Barbier cita aquí una explicación histórica muy corriente en los medios masónicos y que no es él quien habla.

   (8) Nota sobre los rosacruces: “Los miembros de la Rosacruz practican la alquimia y su orden fue verosímilmente regular de la fraternidad internacional y absolutamente secreta de los alquimistas, los cuales, a través de la Edad Media, se remontan hasta la Antigüedad y fueron verosímilmente los continuadores de los gnósticos del primer período del cristianismo [...] El gnosticismo fue probablemente la exteriorización de la doctrina secreta de los Misterios de la Grecia más antigua” (L´Acacia, mayo de 1908). [Nota del Padre Barbier.]

   Para alejar esta sospecha de que la nueva masonería no era sino la continuación de los “obreros constructores (maçons) libres y aceptados” se conservaron todas las denominaciones y todas las ceremonias y particularidades que esta última había recibido de la fraternidad de los constructores (constructeurs) [...]

   Al fundar la masonería, los rosacruces agregaron a los símbolos arquitectónicos y de los obreros constructores (maçonniques) los símbolos alquimistas y gnósticos (9).

Una primera imagen de la masonería

   Este relato histórico que hace el Padre Barbier guarda consonancia con lo que explican autores como Marius Lepage y el rabino Toaff. Los historiadores podrían discutir algunos puntos no bien establecidos (sobre los orígenes de la sociedad de los rosacruces, por ejemplo), pero en lo esencial corresponden bien a lo que se puede saber de la masonería.

 

 (9) Padre Barbier, op. Cit, pp.105-107. Lo que se dice de los símbolos se verifica fácilmente hoy. Cuando la masonería se manifiesta, utiliza a la vez símbolos arquitectónicos (escuadra y compás, por ejemplo) y símbolos gnósticos (la estrella luminosa de cinco puntas con la letra G en el medio, por ejemplo). La explicación sobre los orígenes de la masonería que expone aquí el Padre Barbier ye encuentra casi textualmente en un documento masónico italiano de 1945, reservado a los cuadros de las logias y parcialmente reproducido por León de Poncins en su libro Christianisme et franc-magonnerie, pp.161-162.

   De esa rebelión, nos quedaremos con tres aspectos:

   - la fusión de las dos sociedades (obreros constructores libres y aceptados y rosacruces), que es el origen de la masonería actual;

   - la doble tradición y la doble simbología que deriva de esto;

   - una doble ideología: una, pregonada; y la otra, secreta, la gnosis;

   - un doble fin: uno, admitido: la propaganda del liberalismo; el otro, secreto: la sustitución del catolicismo por un cristianismo gnóstico.

Observación sobre el doble carácter, liberal y gnóstico

miércoles, 5 de mayo de 2021

¿CÓMO SE PUEDE CONOCER A LA MASONERÍA? – Por Arnaud De Lassus.


 


   Se trata de un conocimiento difícil, por varios motivos, que resume así León Poncins en su libro La Francmasonería está contra Francia (editorial Beauchesne, 1941), pág. 2:

 

   • La masonería es una sociedad secreta

 

   Cree un deber ocultar todo lo que se refiere a ella, no sólo a los profanos, sino a la gran mayoría de sus adherentes. Sólo algunos iniciados conocen sus verdaderos secretos. Sus adeptos colaboran más o menos inconscientemente con un fin que ignoran, conducidos por jefes invisibles cuya existencia a menudo ellos ni siquiera sospechan.

 

   • La masonería disimula su verdadero fin bajo símbolos y fórmulas vagas

 

   No expresa jamás lo que quiere de manera precisa, y esto es a propósito. Emplea símbolos; explica a sus adherentes que es menester descubrir gradualmente el sentido oculto de los mismos y, de ese modo, se los conduce poco a poco a fines muy diferentes de aquellos que se les había dejado entrever al principio.

 

   • La masonería no tiene una forma rígida invariable

 

   Recordemos que la masonería es secular y universal. Según veremos, la obra que ella propone cumplir es muy vasta y cada rama masónica desempeña en ello su propio papel, que varía según el país, las épocas y las circunstancias; de modo que si pedimos a diversos masones una definición de la masonería, ellos pueden, con toda buena fe, darnos versiones muy diferentes.

 

   León de Poncins indica enseguida por qué medios puede perseguirse la verdad sobre la masonería:

 

   Estudiando los documentos masónicos y comparando lo que la masonería dice de ella misma en estos documentos con lo que muestra la historia. Algunos de estos documentos no tienen un carácter secreto (1). Otros, si bien son secretos, terminan siendo conocidos, después de un cierto tiempo, por investigadores cuya atención está alerta.

 

   Estudiando las revelaciones de ex masones, tales como G. Hervé, Copin Albancelli, Marqués Riviere, etc. En efecto, ha sucedido varias veces que, al tener la impresión de haber sido engañados, algunos masones se sintieron movidos en conciencia a abandonar la asociación y a divulgar sus secretos.

 

   (1) Desde hace veinte años, varios ex Grandes Maestres de la masonería, abandonando su reserva, han escrito libros para el gran público: Trois points, c'esto tout, de Fred Zfiller, ex Gran Maestre del Gran Oriente (editado en 1976); La poiitique des franc-masons de Jacques M'rtterrand, ex Gran Maestre del Gran Oriente (1973); De la vie avant toute chouse, de Pierre Simon, ex Gran Maestre de la Gran Logia (1979).

 

   Apoyándose en documentos masónicos de la mayor importancia, que han caído en manos de ciertos gobiernos, los cuales los han dado a conocer públicamente.

 

   Citemos algunos casos históricos:

 

   a) En 1785, Lanz, miembro de la secta masónica de los “Iluminados de Baviera”, que transportaba documentos secretos, fue alcanzado por un rayo en Ratisbona. Al recoger su cuerpo, la policía encontró que llevaba consigo papeles tan comprometedores que el gobierno bávaro intervino inmediatamente. Se hizo un registro fructífero de los papeles de la secta y el asunto terminó en un proceso célebre. El jefe Weisshaupt pudo escapar. Todos los documentos incautados estuvieron visibles mucho tiempo en los Archivos de Munich. Fueron enviados a todos los gobiernos europeos que, por lo demás, no los tomaron en consideración.

 

   b) En 1919, a raíz de la caída de Bela Kun, jefe de la revolución bolchevique en Hungría, el gobierno hizo incautar los archivos masónicos de las logias de Budapest. El papel revolucionario de los masones era flagrante: todas las logias de Hungría fueron cerradas y la masonería, prohibida...

 

   Comprobando el trabajo revolucionario cumplido por la masonería en el mundo desde 1717 (León de Poncins, Op. cit, p. 3)

 

LA MASONERÍA.

Conocimiento elemental.

 


lunes, 3 de mayo de 2021

MAUSOLEO MASÓN FRENTE A LA IGLESIA CATEDRAL DE CORRIENTES.


 



LA IGLESIA CATEDRAL es la iglesia madre en Corrientes. Pero en frente, cuyo piso es en negro y blanco (no por casualidad) se encuentra el MAUSOLEO de un masón prominente. ¿Los curas de Corrientes no saben? ¿Tiene miedo a la masonería? ¿Que pasa con el clero correntino? Y los obispos ¿donde están? y los católicos tradicionalistas de Corrientes tampoco no lo denuncian. ¿Ignoran que fundo este masón en Corrientes? El mausoleo a la izquierda de la foto. Investiguen...Si Dios y la Virgen de Itatí que amparan voy a publicar mucho más sobre la masonería en Corrientes.

Documentos masones tomados del Archivo General de la Nación (AGN) ¿Recuerdan la batalla de Pavón? Sólo leyendo estos documentos se lo puede entender.



Masonería.Discurso pronunciado con motivo de conferirse el grado 33 de la orden al presidente Santiago Derqui, al general Bartolomé Mitre, al gobernador Domingo Faustino Sarmiento y otros.
Imprenta del H . (triángulo) Derheim. Perú 147. 1860
Documentos Escritos. Sala VII. Fondo Andrés Lamas.