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En la encíclica “Sapiensae Christiane”, al referirse a las obligaciones
de los católicos, decía el Papa León XIII:
“Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se
levanta incesante clamoreo para oprimir
a la verdad, propio es de hombres cobardes, o de
quien duda estar en posesión de las verdades que profesa. Uno y otro es
vergonzoso e injurioso a Dios; uno y otro contrario
a la salvación del individuo y de la sociedad; provechoso únicamente para los
enemigos del nombre cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta
la audacia de los malos”
“Lo primero que ese deber nos impone es
profesar abiertamente la doctrina católica y propagarla cada uno según sus fuerzas.”
“Nada daña tanto a la sabiduría cristiana
como no ser conocida, pues siendo bien entendida, basta ella sola para rechazar
todos los errores. Nadie crea que se prohíbe a los particulares poner en uso
algo de su parte.”
“Más aún, a los Padres del Concilio Vaticano
les pareció tan oportuna y fructuosa la colaboración de los particulares, que
hasta juzgaron deber exigírsela.” 1
1
“Colección de Encíclicas y Cartas Pontificias”. Por la Acción Católica
Española. Editorial Poblet (Bs. As., 1944).
Nota: Lo
que dijo Nicky pío en su grupo de FB
Ritual
del mason Albert Pike:
“Ahora, para dirigir
nuestra atención a la conexión entre la masonería y la homosexualidad: ¿están
los masones usando su poder e influencia para tratar de difundir los “valores”
homosexuales? En las siguientes palabras enigmáticas, Pike parece estar
diciendo que los masones practican el sexo oral homosexual. Afirma que un
iniciado “conmemora en observancia sacramental esta misteriosa pasión; y
mientras participa de la carne cruda de la víctima, parece ser vigorizada por
una nueva corriente de la fuente de la vida universal... De ahí la importancia
del falo.” Como es su costumbre, Pike no explica estas palabras. Por ejemplo,
no explica qué quiere decir con “esta pasión misteriosa”. Pero en otra parte de
sus libros señala dos veces que la adoración fálica es parte de sus “Misterios
antiguos”
Aparentemente, el sexo
homosexual no solo juega un papel en la masonería, sino que las orgías
homosexuales también lo hacen.
Pike, hablando en
general de un miembro recién iniciado, dice: “se mezcla con la multitud de
Iniciados y, coronado de flores, celebra con ellos las santas orgías” No hace
falta decir que Pike no define la “orgía sagrada” En al menos otros dos
lugares en sus libros, menciona que las orgías están asociadas con las
iniciaciones masónicas.
COMO
DICEN EN MI PAÍS: “LOS MASONES SE LA COMEN” ES PARTE DE SUS RITUALES. Consultar Simbolismo de la masonería de Mons. León Meurin S.j. ¡EL MASÓN ADORA EL FALO!...Son muchos y cobardes, y para colmo se creen unos iluminados. No son machos pero son muchos, otro dicho de mi país.
Imaginen a la Masonería como un gran planeta, y a muchos satélites orbitando ese mundo.
Este grupo ILEC, es un satélite de los tantos que tiene la Masonería, trabajan con bajo perfil.
Fue creado con un solo objetivo, atacar a la IGLESIA CATÓLICA.
Lo hacen por medio de presentación de proyectos de leyes, por ejemplo sacar todas las imágenes sagradas del ámbito público. Y en algunos casos lo lograron.
Está
plagado de políticos y de abogados. Busquen en Internet, hay vídeos y
publicaciones donde muestran lo que son y cuál es su objetivo. Todo es
información pública.
En una reciente Pastoral
de Su Eminencia el Cardenal Juan
Gualberto Guevara, Arzobispo de Lima, fechada el día siete de
febrero del presente año, se recuerdan de nuevo los graves peligros que para el dogma y la
moral, y, por ende, para la sociedad, encarna la masonería.
Cita el eminentísimo Prelado las diversas
condenas dictadas contra la secta por diversos Pontífices, a partir de Clemente XII, y hace constar que en el Concilio de los Obispos americanos celebrado
en Roma en el año 1899 –año de la
Consagración del género humano al Sagrado Corazón de Jesús , se previno a
los fieles que no se dejasen sorprender “con
el engaño de que la masonería no es peligrosa en todas partes ni en todos los
tiempos, y, por lo tanto, es necesario distinguir entre masonería y masonería.
El Concilio –añade el Cardenal Guevara–, poniendo atajo a este falso rumor, afirma categóricamente que la masonería fué y continúa
siendo perniciosa para la humanidad, hoy como ayer, y en cualquier parte donde
se establezca”.
Resume Su Eminencia en siete apartados lo
que sobre la masonería han enseñado los Papas, y pone de manifiesto cuán grande es
el delito de ser masón, y cuánto han de temerse los estragos de la secta,
cuando la Iglesia lo sanciona con la pena máxima que es la excomunión.
Termina la Pastoral con las siguientes
palabras: “No abrigamos prevención contra
nadie, simplemente defendemos la verdad y ponemos un atajo al error y a la
materia. A vosotros toca ahora cumplir vuestro deber. ¿A
quién creéis, a la Iglesia o a la masonería? ¿Quién
es vuestra Maestra en este intrincado asunto en el que se juega la suerte de la
Religión y de la Patria? ¿La Iglesia,
respondéis? Bien está; pues seguid las normas de la Iglesia, escuchad su
voz y someteos a sus mandatos.”
J. O. C.
“CRISTIANDAD”
N° 148 Año VII
15
de mayo de 1950
El 26 de septiembre de
1896 se reunió en Trento el Primer Congreso Antimasónico Internacional. Fue
presidido honorariamente por numerosos obispos y arzobispos de Europa y
América, siendo su presidente efectivo el Príncipe
Carlos de Lowenstein.
Las conclusiones a que llegó el mencionado
Congreso fueron redactadas, luego de una brillante exposición, por el sabio Profesor Vicente Longo, después de
haberse ocupado durante más de veintidós años del problema masónico y de haber
estudiado más de ciento cincuenta obras oficiales masónicas. Todas sus
afirmaciones, pues, fueron probadas por citaciones y documentos auténticos de
la propia Masonería. “Ningún desmentido
ha podido producirse después del Congreso para defender la Masonería de las acusaciones
que la Sección ha formulado contra ella, lo que prueba una vez más que la
Sección ha juzgado exactamente al adversario” (Actes, t. II, pág. 51).
La Masonería, que recibió la noticia del
Congreso con sarcasmos y amenazas,
se amedrentó ante la profundidad del ataque, incapaz de una refutación seria,
se llamó a silencio, pretendiendo ahogar en él las conclusiones del Congreso.
Hemos creído conveniente dar a conocer aquí
dicho documento, que a pesar de su interés e importancia, no ha tenido la
difusión que merece.
CONCLUSIONES
Primera Sección
Doctrina
Masónica. Respuesta
a las cuestiones examinadas por la Sección.
1) ¿Cuáles son las
doctrinas religiosas en las cuáles se ha inspirado la Masonería?
A esta cuestión, apoyándose en la autoridad
oficial que ha sancionado las doctrinas contenidas en más de 150 volúmenes de obras
masónicas, volúmenes que han figurado en la pequeña exposición del Congreso de
Trento, se ha declarado por unanimidad.
Que las doctrinas religiosas y filosóficas
reproducidas y propagadas por la Francmasonería son las doctrinas phalicas de los antiguos Misterios de la
India, de la Persia, de la Etiopía, del Egipto, de la Fenicia, de la Grecia, de
los Romanos, de los Druidas; y, después del Cristianismo, de los Gnósticos, de los Maniqueos, de los
Albigenses, de los Pataros y otros semejantes, de los Templarios, de los Filósofos del Fuego o Alchimistas o
Rosacruces.
Estos últimos, el 24 de junio de 1717
fundaron la Masonería en su símbolo actual, para perpetuar bajo su nombre el
culto del Phallus, llamado asimismo Naturalismo, o culto de la Naturaleza. Por
esto la Masonería se define a sí misma, por boca de la Gran Madre Logia de todas las logias del mundo, Madre Logia de Inglaterra: “La capacidad de la naturaleza, la
inteligencia del poder que existe en la naturaleza en sus diversas
operaciones”. “En cuanto es la capacidad de la naturaleza, se define por esa
simple palabra Luz, la luz por excelencia que ilumina a todo hombre que viene
al mundo.”
“En
cuanto es la inteligencia del poder que existe en la naturaleza, se define: “La
ciencia que abraza todas las ciencias, sobre todo la ciencia del hombre: “Nosce
te ipsum” (Conócete a ti mismo).”
“Y en
cuanto es la variedad de las operaciones de la naturaleza, se proclama: “Un
hermoso sistema de moral, bajo el velo de las alegorías y el adorno de los
símbolos”.
“En
fin, para resumir, en pocas palabras las precedentes definiciones: “Ella es la
ciencia del Santo Nombre de Dios, de la palabra Jehováh,
pronunciada e interpretada en logia por Hi-Ho, que quiere decir El-Ella, los
dos sexos, las dos potencias generadoras”.
2)
¿Cuáles son las relaciones de la Masonería con el Satanismo?
Respecto de las relaciones de la Masonería
con el Satanismo se convino por unanimidad que la simple Masonería o Masonería de
los tres primeros grados, de Aprendiz, de Compañero y de Maestro, hallándose como se halla, común y necesariamente dividida
en exotérica y esotérica, es decir, que sus miembros, ignorando como ignoran, en
su mayor parte, la significación de sus símbolos, y, por consiguiente, no
hallándose todavía moralmente preparados y dispuestos para un comercio físico y sensible con los
espíritus, o bien con Satán, no existe esta relación bajo el punto de vista
físico o sensible entre la Masonería común y los espíritus. Bajo el punto de
vista moral e intelectual, sin embargo, tienen una perfecta relación con el
satanismo, puesto que es una asociación que se llama a sí misma “Dios”, o como la define Mazzini, “Ecclesia Sancta Dei”, entendiendo por este Dios, a Lucifer o el Sol, principio
de la generación material universal.
Que, en fin, los Maestros de la simple Masonería, bien distintos por sus símbolos y
por la separación de sus reuniones, de los Aprendices y Compañeros, a los
cuales no les son explicados sus símbolos, pueden practicar, si quieren, el Arte Hermético o
negro, la Magia, bajo el nombre de Masonería Sacerdotal, supuesto
que por el hecho mismo de ser Maestros, son sacerdotes de Satán, representado
en todas las logias simbólicas por la Estrella flamígera o flamente.
3) Las diversas doctrinas profesadas, al menos en apariencia,
por los masones ¿tienen una relación entre ellas? Y si la tienen ¿cuál es?
A esta cuestión se ha unánimemente
respondido que las diversas doctrinas públicamente profesadas por los masones
bajo los diferentes nombres, se resumen en el Masonismo “por el todo en el todo” o en el Dios Gran Todo del Panteísmo
idealista y del Materialismo bajo el
nombre de ciencia positiva o Positivismo.
Que esas doctrinas, en el lenguaje simbólico
universal de los masones, reciben de ellos el nombre de “Masonería ostensible a los profanos”.
Que tienen entre ellas una íntima relación,
en cuanto todas identifican al universo con Dios.
Que
provienen todas de la Masonería, escuela y seminario de ateísmo.
Que su relación consiste únicamente en la
sustitución del concepto de un Dios generador
del Universo, al concepto cristiano del Dios creador del Cielo y de la Tierra.
Y que esta institución se halla indicada en
la Masonería por el nombre del Arquitecto
del Universo, aplicado a Dios. Y el Arquitecto supone la preexistencia o la
coexistencia de la materia sobre la cual debe ejercerse la arquitectura y
emplearse los instrumentos para ponerla en obra.
4) ¿Cuál es el fin de la
Masonería?
A esta cuestión, después de una larga
discusión, se ha respondido unánimemente: Que
el objeto de la Masonería es la destrucción universal en el orden físico,
intelectual y moral.
a) En el orden físico, o de la existencia,
puesto que la Masonería ha divinizado la muerte o la destrucción universal,
sustituyendo a la Santísima Trinidad Cristiana por la Trinidad india de un Dios
Generador,
Destructor
y Regenerador,
representado por su Triángulo, realizado en el Cosmos por el
principio general según el que “mors
unius est generatio alterius” (la
muerte de uno es la generación del otro), y viceversa, sucesiva y
eternamente, y puesto en práctica por los masones con grave perjuicio de la
sociedad humana, bajo los especiosos nombres de lucha por la vida, revolución perpetua y
progreso indefinido.
b) En
el orden moral, el objeto de la Masonería es la destrucción universal,
puesto que deifica el principio del mal, y con él, todos los vicios bajo el
nombre de todas las virtudes.
c) En
el orden intelectual, su objeto es la destrucción universal de la verdad,
por la profesión explícita y necesaria del secreto, de la mentira, del perjurio y de la
blasfemia cotidiana.
En una palabra, resumiendo todo lo que
precede, se ha concluido que así como apagando u oscureciendo, en cierta
manera, el Sol, los que cierran los ojos a su luz, apagan y oscurecen la vida, el
orden y la belleza del Universo; los masones, falseando el concepto cristiano
de un Dios Creador, por la
sustitución del concepto de un Dios
Generador, tienden a la destrucción universal, visto que en todos los ritos simbólicos y
en todas las ceremonias religiosas profesan la adoración y el culto del maldito
pecado mortal en acto, “per peccatum mors”;
y visto que adoran la rebeldía universal de Satán y la lujuria infinita de la
humanidad, que son el Alpha y Omega de su dios, la Destrucción.
SEGUNDA SECCIÓN
Acción Masónica. Definiciones.
COMENTARIO
NUESTRO: Estas dos últimas publicaciones nos muestran como el
marxismo, actúa con un manual en la mano y quienes en última instancia, los
financian y hasta los dirigen. Sus estrategias ya fueron escritas y puestas en
práctica. Tienen mucha experiencia haciendo el mal (odio y terror para
implantar el miedo). Y hoy en 2021
siguen el mismo libreto. Sin importar el país que quieran destruir. Y siempre,
el objetivo es el mismo, la Iglesia Católica, la sociedad cristiana, porque es
el único obstáculo, y por qué NO SÓLO ES UNA BATALLA TERRENA, SINO QUE
TAMBIÉN SE LIBRA EN EL PLANO ESPIRITUAL. No dejen de leer las publicaciones
que hicimos sobre las “Dos banderas”
es sumamente importante que lo lean y lo asimilen. Vamos al libro.
Bela
Kum, el fatídico agente soviético, desencadena el terror en Hungría. — Ciento
treinta y tres días de crímenes y de sádicas torturas. — Cómo se llegó a la
dictadura de los Comisarios del pueblo. —La Masonería, a través de la
socialdemocracia, da paso a la ola roja. —La brutal ferocidad de los asesinos
comunistas. — Estadística de pesadilla.
Por los periódicos anda estos días, con gran
revuelo, la noticia de que Bela Kum se halla en España. Por lo visto ha
desembarcado en Cádiz, como agente del Komintern, con un millón de pesetas, dispuesto
a repetir la locura roja de Hungría. Un enviado de «Le Matin» afirma haberse entrevistado con él en cierto lugar de
Barcelona.
Auténtica o no la noticia — todos sabemos que el agitador soviético
ha estado en la U. R. S. S. algún tiempo meditando sobre sus errores técnicos y
perfeccionándose en los métodos de los grandes jefes de la revolución mundial —,
Bela Kum (1)
puede servirnos como aglutinante en esa borrosa frontera que separa el
comunismo de la Masonería. Desde luego, la línea divisoria no existe. Existe, sí,
una zona de penumbra que todos «ellos»,
claro, se esfuerzan en llenar lo más posible de bruma para escamotear el contacto,
el puente que enlaza la MASONERIA NEGRA con
la ROJA.
Claro que este contacto existe. ¡Naturalmente! Ya demostré, con
documentos oficiales (2), cómo funcionan las logias bajo el signo
de Carlos
Marx, con fuerzas de CHOQUE; cómo marxistas y judíos nutren los
cuadros de las organizaciones masónicas; cómo... Pero dejemos esto para el
momento oportuno.
Volvamos a Bela Kum, que es quien ahora nos
interesa, y veámosle de jefe del Gobierno rojo húngaro. Con detalles de su
actuación, con toda su monstruosa ferocidad de émulo de los paranoicos de la
Revolución francesa.
(1) Desgraciadamente,
acordada por el Komintern la provocación de la revolución comunista española,
Bela Kum, cuyo verdadero nombre es Aron Cohn,
ha podido andar libremente por la Península con el siniestro plan de preparar
el terreno para la instauración de un régimen de terror, tal como implantó en
Hungría. No es él quien únicamente prepara la tragedia española. Como colofón
al 16 de febrero, Rusia ha mandado cerca de un centenar de agitadores
especializados, que hallan ya un camino trillado. ¿Qué saldrá de esas andanzas
de Bela Kum, Ovsenko, Borodin, Neumman?... Esos especialistas andan de un sitio
a otro, poniendo su planta en los más apartados rincones del mundo para
provocar terribles catástrofes revolucionarias. ¡Dios salve a España!
(2) Véase
«La Masonería al desnudo».
¡Siempre
la funesta social-democracia! — Paso a la ola roja.
¿Cómo subió al Poder Bela Kum?
“Sois
parásitos de la anarquía; no la podéis contener porque es vuestro sustento y
vivís de ella”. Calvo Sotelo.
“República,
espíritu revolucionario y socialismo están, indudablemente, ligados”. H.: A.
Levey, Grado 33.
Vamos a entrar—ya es hora—en lo que
podríamos llamar parte práctica, la realidad, de toda esa serie de zarandajas
rituálicas, ceremonias seudorreligiosas, tan ridiculas como pintorescas, con
que en los talleres se deslumbra a las almas inferiores.
El consorcio judíomasónico ha extendido su
red de organizaciones tenebrosas — ¡y ahí está, en las logias, la cuerda de
nudos que enlaza las columnas del templo, símbolo de la cadena que aprisiona al
mundo! —; vamos a ver los trágicos efectos de esta red de células clandestinas
reflejadas en el aspecto social.
Sin reparar en medios ni en procedimientos —
uno de esos medios es reclutar gentes carentes de sanos principios, bajo las
fórmulas amables, liberaloides, de las logias —, el consorcio judíomasónico labora en la
sombra para llegar a la destrucción de la civilización occidental.
La civilización cristiana es el único
obstáculo serio que se opone a la implantación de la tiranía judíomasónico. El mundo no
caerá aherrojado, esclavizado, a sus pies, hasta borrar de la conciencia de las
generaciones el signo excelso de la CRUZ. He aquí lo que se propone.
¿Medios?
Uno, las logias; otro, agitando esa otra
gran ala de la Masonería, el ala roja, que elabora bajo un signo supremo:
LA LUCHA DE CLASES.
Y he aquí el secreto de su táctica criminal:
Mueve una u otra ala según el tiempo y las
circunstancias. EL
GRAN MONSTRUO ha desplegado sobre la Tierra dos grandes EJERCITOS,
alas monstruosas de ese vampiro insaciable diseñadas a través de las
maquinaciones del SANEDRIN. El las mueve y las hace jugar con
una ciencia diabólica, con procedimientos criminales. De engaño, de hipocresía
también...
Veamos:
Ante un Estado autoritario, potente, fuerte,
con régimen de paz y prosperidad nacional — cada ciudadano, en sus ocupaciones:
el obrero, en el tajo, en la fábrica; el funcionario, en su oficina; en sus
profesiones liberales, la clase media...—, el GRAN MONSTRUO mantiene en reserva su ala ROJA y mueve con cautela, con
procedimientos ladinos, subterráneos, el ala NEGRA de sus ejércitos: en el
antro de las logias conspiran los hombrecitos del triángulo.
Conspiran contra todo. Contra lo divino y
contra lo humano, ignorantes, la mayoría de las veces, del origen de la
consigna que están obligados a acatar y cumplir.
En la calle, también mediante procedimientos
arteros — ¡oh, salen bien aleccionados
de las «tenidas»! —, van formando un falso ambiente, que los papanatas y
los inconscientes contribuyen a enrarecer, sin sospechar que hacen el juego a
las maquinaciones de la secta maldita. Acude en su ayuda la Prensa siniestra:
se pide a través de unas violentas campañas de injurias y de miseria moral,
libertad, democracia, liberalismo... Cuando todo se ha derrumbado — y está a punto de perderse todo, ¡hasta
el honor!—, el GRAN MONSTRUO, al amparo de los banderines
liberaloides, despliega las guerrillas de sus jaurías ROJAS
(*). Es la
misma línea de procedimiento revolucionario que ya preconiza Lenín en su obra «Dos tácticas»: «Para esa lucha titánica debe tener (el comunismo) el
camino libre, debe servirse de todas las armas a su alcance. La democracia, la
plena libertad política, son sus mejores armas».
Es entonces cuando una ola de odio y de
rencores desatados, estimulados por todos los venenos de las campañas demagógicas,
invade la Nación. El marxismo, con sus puños crispados y sus crímenes, se
enseñorea de la calle.
Es la lucha de clases, dirigida ya, no desde
las logias, sino desde Moscú. Y en el ámbito nacional —angustia y caos en la economía— se produce la gran tragedia de los
atentados, huelgas, sabotajes, rebeliones, movimientos anárquicos... ¡Es la
REVOLUCION EN MARCHA!
LA
MASONERIA ROJA ha sucedido a la MASONERIA NEGRA.
Y los hombrecitos grises, que en las «tenidas» veían satisfecha su vanidad
con un mandil y unas bandas bordadas primorosamente y unos cintajos policromos,
y hacían prácticas de oratoria barajando frases hueras entre alharacas a unos
postulados imposibles, se ven de pronto en la responsabilidad del Poder. Los
últimos estratos se han elevado a la superficie. Es una ley que se cumple en
todas las conmociones revolucionarias. ¡Ah!
La secta cumple sus compromisos y satisface el pagaré. Pero esos hombres son más esclavos que nunca.
«Sois parásitos de la anarquía —ya les dijo
Calvo Sotelo desde su escaño, con la frente alta y la coraza de su prestigio de
hombre de alta mentalidad —; no la podéis contener porque es vuestro sustento y
vivís de ella».
Les dijo. Mientras tanto, iba señalando
tantísimos casos que se salen de la esfera de los conflictos sociales para entrar
en los límites del Código Penal, de la criminalidad y de la delincuencia.
Y es que son peleles manejados por los hilos
invisibles de los PODERES OCULTOS, figurones
de un reinado efímero que cualquier día desaparecen de pronto por el escotillón
del olvido.
Así son todos. Así, yo vi una madrugada en
el ambiente bohemio del Café Castilla, ocupando modestamente una mesa en un rincón,
a Kerenski,
dueño un día de un pueblo de 160
millones de almas.
Pero
así son los hombres que hace y deshace la revolución.
“ENTRE
MASONES Y MARXISTAS…”
Ahora bien, con esta ilusión se introducen
en la Cristiandad los judíos, medio a escondidas. En los ghettos han preparado
las herramientas para la obra, demoledora que ahora pueden emprender dentro de
la misma Cristiandad.
¿Qué
tienen que hacer ahora? Tienen que echar a rodar por el mundo de los
cristianos ideas de rebelión que rompan esa armadura de Sociedad Medioeval, tan
fuertemente consolidada, y sobre todo terminar con estos dos puntales de la
Sociedad Cristiana: el altar y el trono;
el Papa y el Rey. Para ello tienen preparada una fórmula magnética que va a
deslumbrar y subyugar las multitudes de una sociedad en cierto modo agitada y
turbulenta por culpa de ese trono y de
ese altar que, olvidando que en el reino de Dios toda grandeza es una grandeza de
servido, porque el Papa y el Rey están sobre todos para servirles a todos, han
canalizado el poder.
Una fórmula de tres palabras va a enloquecer
al mundo: ¡Libertad, Igualdad, Fraternidad!
Pero
¿cómo lanzarlas al mundo para que se
hagan substancia en la carne de los cristianos, sobre todo sabiendo que basta
que aparezca el sello judaico para que sean rechazadas?
Muy sencillo para esta raza conspiradora por
naturaleza. Las hará germinar y aclimatar primero en conciliábulos secretos,
donde se agruparán todos los ambientes de una sociedad en descomposición.
Y así los turbulentos, y agriados por el
espíritu de rebelión, con el cerebro delirando concepciones e ideas de
transformación mundial, apañados por aristócratas no menos ambiciosos, se
reunirán en “logias
secretas” de la Francmasonería.
En esas tenebrosas sectas, bajo la
apariencia de ritos y fórmulas judaicas inofensivas, con el pretexto de “trabajar por el mejoramiento material y
moral en el perfeccionamiento social e intelectual de la humanidad” (E. Plantagenet,
La Franc-Maconnerie francaise), se buscará destruir cuanto la Iglesia Católica
había hecho en el mundo. (A. Preuss, Etudes sur la F. M. Américaine).
No se crea que el problema de la Masonería
es un fantasma que se agita para explicar lo que no es sino resultado de
fuerzas naturales. Basta decir que hay pruebas abundantes y sólidas de la
acción mortífera de estas sectas corruptoras.
Son
éstas, sobre todo, los documentos masónicos incautados, como los del “Iluminismo de Baviera”, caídos en manos de la
Policía en 1785, y que el abate Barruel aprovechó para escribir sus Mémoires pour
servir a l´histoire du Jacobinisme, 1798; los de “La Alta Venta Romana”,
llegados a poder del Vaticano en 1845, y de los que se ocupó Crétineau Joly en
su libro La Iglesia Romana frente a la Revolución; más recientemente los de los
Archivos masónicos de Budapest, incautados en 1919 cuando la caída de Bela Kun en Hungría.
Pero aun sin recurrir a
estos documentos, basta recoger las afirmaciones insolentes y cínicas de los
mismos francmasones que hoy se sienten orgullosos de sus gestas perversas.
Las
palabras con que el francmasón Bonnet resumió los triunfos masónicos en el Congreso
Masónico del Gran Oriente de Francia en 1904 son muy ilustrativas.
En el
siglo XVIII —dice— la gloriosa generación de los enciclopedistas encontró en
nuestros templos un auditorio fervoroso que, entonces solo, invocaba la
radiante divisa, desconocida por la muchedumbre; Libertad, Igualdad,
Fraternidad. La semilla germinó pronto.
Nuestros ilustres H. H. D'Alembert, Diderot,
Helvecio, Holbach, Voitaire, Condorcet terminaron la obra de evolución espiritual
y prepararon los tiempos actuales.
Y
cuando se desplomó la Bastilla, la francmasonería tuvo el honor supremo de dar
a la humanidad la carta que había elaborado con amor.
El H.
La Fayette es el primero que presentó el proyecto de una declaración de los derechos
naturales del hombre y del ciudadano que vive en sociedad, para formar con él
el capítulo primero de la Constitución. El 25 de agosto de 1789, la
Constituyente, de la que más de 300 miembros eran masones, adoptó
definitivamente, casi palabra por palabra, como se estudió largamente en las logias,
el texto de la inmortal declaración de los derechos del Hombre. En esta hora decisiva
para la civilización la francmasonería francesa fue la conciencia universal, y
en las improvisaciones e iniciativas de las Constituyentes no cesó de aportar
el resultado reflexivo de las elaboraciones de sus talleres.
Hasta aquí el
francmasón Bonnet. Otros dos autores, Cochin y Charpentier, que coleccionaron
los documentos de los archivos municipales y nacionales de Francia, han podido escribir
que desde 1787 a 1795 no hay ni un solo
movimiento popular, excepto el de la Vendée, que no haya sido movido y
organizado en los más insignificantes detalles por los Jefes de una
organización secreta, que actuó en todas partes del mismo modo, haciendo
ejecutar sus órdenes a la voz de mando.
¿Y quién creó y quién comandaba las multitudes de logias que
infestaban el suelo de Francia?
El
judío Isaac Wise nos da la respuesta en “The
Israelite” del 3 y 17 de agosto de 1855: La Masonería —dice— es una institución judía, cuya historia,
reglamentos, deberes, consignas y explicaciones son judías desde el comienzo al
fin, con excepción de alguna regla secundaria y algunas palabras en el
juramento.
Y por los numerosos
documentos secuestrados de los Archivos masónicos de Budapest en 1919 (La Franc-Maconnerie en Hongrie, Preface
de Charles Wolf, Budapest, 1921) aparece claro que la masonería es una obra
eminentemente judía. Así, por ejemplo, el libro que contiene la Constitución de
la Gran Logia Simbólica de Hungría, impreso en Budapest en 1906, lleva la fecha
de la era judía 5886. El texto de los votos pronunciados por los miembros está
concebido en lengua hebraica. Las consignas, que cambian cada seis meses o cada
año, son igualmente hebreas. La lista publicada al fin del libro nos muestra
que el 92% de los miembros de las Logias son judíos; no son sino nombres como
Abel, Bloch, Berger, Fuchs, Herz, Levy, Pollak, Rosenthal, Schon, etc., o bien
nombres judíos magiarizados como Kun, Kadar, etc. (Ver Mons. Jouin. La Judeo-Maconnerie et L’Eglise Catholique).
La afirmación de Gougenot des Mousseaux (Le juit et la judaisation des peuples,
1869) de que en el Consejo universal
y supremo, pero secreto, de la Masonería, compuesto de nueve miembros, se han de
reservar cinco asientos para los representantes de la nación judía, no es
tan peregrina.
“EL JUDÍO”
La teología en defensa del catolicismo.
AÑO 1959 (3ª Edición)
La
primera edición de la presente obra, se publicó en el “año 1936”
Nota
Nuestra: Esta publicación sobre la masonería tiene una visión filosófica-católica.
Por lo que para ciertos lectores les puede parecer una lectura un tanto árida.
Se puede decir muchas cosas acerca de la
existencia y de los planes secretos o menos secretos que sostiene esta
misteriosa sociedad. Se puede hablar de ella con o sin conocimiento de lo que
se dice y exagerando, aquí y allá, su valor, su influencia y la antigüedad de
sus orígenes. Una cosa es cierta y es
que surgió con gran energía a partir del siglo XVIII y se fue transformando a
la par de los acontecimientos revolucionarios para tener en sus manos la
conducción de la mayor parte de los gobiernos europeos y americanos. Nadie ignora sus raíces gnósticas y
cabalísticas, ni la indudable influencia que tuvo en el crecimiento de la
mentalidad ideológica, liberal en sus comienzos pero que a poco andar tomó, en
algunos de sus sectores, un sesgo decididamente socialista.
Sería pueril atribuir a todos sus miembros
una unanimidad en el pensamiento y la acción que no suele ser el privilegio de
quienes combaten, antes que nada, por intereses ligados al poder. No obstante
las discrepancias estratégicas y tácticas que pueden existir con respecto a los
métodos para lograr sus propósitos y a los hombres que pueden integrar sus
cúpulas dirigentes, tienen un enemigo
común: Cristo y todo cuanto, en alguna medida, favorece la explosión de una
espiritualidad cristiana y, en consecuencia, de una mentalidad favorable a una
concepción realista del orden natural y a eso que la escuela morraciana y
positivista llamaron la física social. Por supuesto que un orden natural
concebido en esos términos alienta una concepción del mundo fundamentalmente teonómica y la masonería, desde su
iniciación, ha combatido por la imposición de un antroponomismo decidido.
En pocas palabras, estos movimientos
masónicos se propusieron, desde el instante mismo de su nacimiento, dar una
visión naturalista de la revelación y crear una sociedad que tuviera la
responsabilidad de una versión puramente humana de la obra de la redención. El
nuevo poder redentor sería, al mismo tiempo, político y eclesiástico. La política tomaría a su cargo el papel
liberador de la Iglesia mediante la impartición de una doctrina laica infalible
para desterrar, definitivamente, los errores provenientes de la superstición.
Predicaría una ética que librara al
hombre de los tabúes impuestos por la moral cristiana y procuraría la
implantación de una justicia social que desterrara para siempre la miseria.
Estos tres objetivos: ilustración, liberación y riqueza
económica venían junto con la santa trilogía revolucionaria de la igualdad,
libertad y fraternidad. Para
alcanzarlos se imponía luchar contra todos los cuerpos sociales que son el
resultado de las desiguales aptitudes en el curso de la historia y al mismo
tiempo anti-cuerpos indispensables para defender los organismos comunitarios
contra el ataque disolvente de las consignas revolucionarias.
Ambos enemigos: la Iglesia Católica y los
naturales cuerpos intermedios del orden social, dan a las fuerzas masónicas una
unidad en sus directivas que sería muy difícil encontrar en asociaciones que
luchan por la fe común. El odio crea una
suerte de infalibilidad al revés que da a sus ataques una certeza admirable
para golpear al adversario en sus puntos débiles.
Esta certeza para señalar los
desfallecimientos del enemigo ha sido observada con asombro por los cristianos
más inteligentes y atentos a los ataques de la masonería, por esa razón cuando
tienen alguna duda con respecto al valor de un movimiento que aparenta defender
las puestas católicas, averiguan lo que dicen de él las publicaciones masónicas
o comunistas y tienen la plena seguridad de que si piensan mal de esa corriente
de pensamiento es porque es buena y han percibido ese valor con la agudeza de
su rencor vigilante.
Guénon decía que en sus comienzos las sociedades masónicas cultivaron ciertos conocimientos esotéricos que por su índole debían permanecer en el secreto de algunos pocos hombres especialmente preparados para comprenderlos con armonía y equilibrio. Estos «iniciados», para darles el nombre que conviene a los adeptos de una «gnósis», conocían verdades reveladas por poderes ocultos que les permitía alcanzar una perfección en el conocimiento y la operación, de la que el común de los hombres no tenían la menor idea. Guénon, como otros privilegiados por el cultivo de saberes ocultos, no dice nada acerca de su origen, ni de su contenido. Tampoco prueba a lo largo de sus reflexiones inevitablemente exotéricas, que posea una ciencia capaz de superar los límites de una excelente inteligencia. En otras palabras, Guénon prueba saber lo que sabe una buena cabeza formada en la universidad de Francia, luego de haber cursado estudios de lenguas orientales, con especial atención a los escritos de la tradición sánscrita y muy probablemente también cabalística. Da a entender, en el calor oscuro de algunas insinuaciones más o menos sibilinas, que posee la clave de una ciencia profunda, tradicional, de la cual las religiones por nosotros conocidas, son la expresión «ad usum populi», adaptadas en cada circunstancia, al temperamento y las aptitudes metafísicas de los distintos pueblos.