Los dos
significados de la palabra “liberal”.
Liberal, de la palabra latina liberalis, se
dice de aquel que es generoso (capaz de “liberalidades”) y, más generalmente,
de todo lo que es digno de una persona de condición libre, en oposición a la
condición de esclavo. Liberales artes o doctrinae, las “artes liberales”, es la
erudición. Este primer significado sobrevive más o menos en la expresión: las “profesiones
liberales” (abogado, médico, arquitecto, escribano, etc.), es decir las que se
ejercen más libremente que las profesiones asalariadas. La liberalidad es ya
sea tener la disposición a dar generosamente, ya sea el don mismo hecho con
generosidad. Ser liberal, en el sentido que emplean esta palabra Bossuet,
Moliere y La Fontaine, es lo contrario de ser mezquino o avaro.
Este primer significado no hace ninguna
referencia a una doctrina política o moral particular.
El segundo significado es ideológico. El
liberal es entonces un partidario del liberalismo, doctrina a la vez económica,
moral, política, religiosa, que hace de la libertad el principio director
(supremo o inclusive único) de la vida individual o colectiva.
Ideología a la vez filosófica y religiosa,
política y moral, económica y social, el liberalismo encuentra resumida su
expresión más definitiva en el himno que una jerarquía masónica hacía cantar en
1984 a las organizaciones católicas en el momento de las manifestaciones por la
libertad escolar: “Libertad, creo que tú
eres la única verdad.”
El primer
error del liberalismo.
Haciendo de la libertad el principio
supremo o único de la organización política y social, el liberalismo comete el
error de no reconocer su justo lugar a otros principios, iguales o superiores:
entre otros el principio nacional, enaltecido por el nacionalismo, ya que ubica
el bien común nacional por encima de los intereses particulares.
El segundo
error del liberalismo.
Pero, además, la libertad de la cual el
liberalismo hace su principio supremo no es cualquier libertad abstracta o
concreta. Es una cierta libertad: la entendida en un sentido muy determinado,
aquel de la “declaración de los derechos
del hombre” de 1789.
Los derechos del hombre.