lunes, 22 de julio de 2019

PREFACIO a “Los Protocolos de los Sabios de Sión” (Los peligros Judío-Masónicos) – Por M. E. Jouin.





PREFACIO.

   Nota del blog: En nuestra sencilla opinión esta es la mejor obra sobre los “Protocolos de los Sabios de Sión” por dos motivos: Primero por su “autor” (todo un clásico, toda una eminencia en el tema). Segundo por qué esta obra está “comentada”,  a diferencia de muchas otras donde  se expone solamente los protocolos. Si esto sólo es el Prefacio imaginen toda la obra. Podemos dar muchos motivos más pero, basta para despertar en nuestros lectores una sana curiosidad por esta obra, poco conocida, poco leída.

   Damos hoy una nueva edición de nuestro primer volumen relativo a El peligro judío-masónico. Este volumen está consagrado a los Protocolos de los Sabios de Sión, con arreglo a la traducción hecha por Serge Nilus. Nuestra primera edición tiene fecha de 1920; dos años más tarde, en 1922, dábamos a luz los mismos Protocolos con arreglo a la traducción hecha en 1901 por Georges Butmi, y que en nuestra colección e1 peligro judío-masónico forma el 49 volumen; estas dos ediciones enriquecidas con notas suplementarias muy extensas, contienen aproximadamente todo lo que la crítica ha dicho a propósito de la veracidad y autenticidad, de los resúmenes que aparecieron en 1918 en Novocherkassk (Rusia meridional) bajo este título sugestivo: Los Protocolos Sionistas, los planes para la conquista del Universo por los judíos masones.

   Se trata, sin duda, en ellos, de la dominación mundial de Israel, representada por la “serpiente simbólica”. Ahora bien; es evidente que el plan de la “serpiente simbólica”, como ya lo hemos dicho (Mons. Jouin, op. cit., IV, 191), no es el trabajo de unas cuantas conferencias de iniciación al uso de los estudiantes israelitas, sionistas o no, sino más bien una obra meditada, retocada y adaptada a las diferentes épocas, durante muchos siglos. Los Protocolos son, por lo menos en parte, el objetivo a que se tiende, y su redacción parece basada en el conjunto didáctico de los diversos puntos que  son precisos para asegurar la ejecución. Lo que el historiador judío James Darmesteter, dice de los ataques judíos contra la Iglesia (1) puede aplicarse a todos los proyectos de revolución y dominación mundiales; son siempre los judíos “los que prepararán todo ese arsenal mortífero de razonamientos y de ironías que legarán a los escépticos del Renacimiento, a los libertinos del gran siglo”, a los iluminados de 1789, a los terroristas de 1793 y a los bolcheviques de 1917. La redacción inicial del programa y aun su fidelidad literal se remonta a seis siglos antes en las sombras del GHETTO, y más exactamente todavía, al tiempo de Celso y de Orígenes, en la misma cuna de la religión de Cristo. Así no tiene nada de particular que encontremos en los documentos judíos más modernos, no sólo las ideas, sino los mismos términos de los Protocolos.

   En cuanto a la precisión absoluta referente a los orígenes y a la redacción actual de los Protocolos, tendremos que esperar al fin de la revolución judía que reduce a Rusia a la esclavitud. Toda indiscreción sería un peligro para los interesados y para sus familias. Nosotros podemos afirmar que el manuscrito traducido por Nilus estaba en lengua francesa; el zar lo comunicó al general N..., escritor de tanta escrupulosidad literaria que nos lo ha trasmitido sin haberse dada cuenta de ello. Su testimonio es precioso y concluyente; además el estudio criticó del texto nos obliga a dar por seguro que aquella misma redacción estuvo entre las manos de Maurice Joly en 1864 y entre las de Serge Nilus en 1901, el cual no conoció el libelo compuesto contra Napoleón III (Diálogo en los infiernos).

   Otro dato posterior a 1864 Pero anterior al Congreso Sionista de Basilea en 1897, es el del croquis del Masón Henry Labouchére, del grado 33, como Mauricio Joly, del que se hicieron más de un millón de ejemplares en el número de Navidad de 1890 en el periódico inglés La Verdad. Este croquis de los Estados Unidos de Europa con el retrato del Kaiser y del emperador de Austria, que vienen a prestar sumisión ante la causa del trabajo, este croquis, decimos, apenas llamaría nuestra atención, si no reprodujera más que la República universal; pero sobre el importante territorio de Rusia, puso este rótulo: “Desierto Ruso”. El Masón Labouchére conocía indudablemente el siguiente dato de los Protocolos: “En resumen, para demostrar que todos los Gobiernos de los gentiles de Europa (2) nos son sumisos, demostraremos nuestro poder con uno de ellos, por medio de crímenes y violencias, es decir, por el reinado del terror, y en el caso en que se revolvieran todos contra nosotros, les responderemos con los fusiles americanos, chinos o japoneses”

sábado, 20 de julio de 2019

La influencia judía en la Francmasonería – Por León de Poncins (parte 2 de 2) final de la publicación.





   Podemos resumir los argumentos que aduce cada teoría, de este modo:

Primera Teoría.

   Los occidentales, la civilización cristiana, hubieran sido incapaces de esta creación, pues la sociedad secreta es la manifestación de una mentalidad oriental y anticristiana; luego la perfección de la organización masónica prueba que sus fundadores tenían gran experiencia de las sociedades secretas. La universalidad de la Francmasonería, su duración, su estabilidad de fin, que explican si es una creación judía, que sirve a los intereses judíos, llegaría a ser incomprensible si tuviera origen cristiano.

   El fin mismo de la Francmasonería, destrucción de la civilización cristiana, descubre al judío, porque es el único que puede ganar en ello, pues siente profundo odio al Cristianismo. Los símbolos y ritos masónicos son puramente judíos.

   Teniendo en cuenta el estado actual de nuestros conocimientos, esta tesis es demasiado absoluta y no corresponde a los hechos.

Segunda Teoría.

   El principal argumento de sus partidarios, es que la Historia no presenta a los judíos en los comienzos de la Francmasonería; pues no aparecen sino hacia el primer tercio del siglo XIX, y en esa época no desempeñan aún un papel primordial (* A los que interese esta cuestión, recomendamos los estudios de Copin Albancelli, Deschamps, Gougenot, Webster, Jouin, Wichtl,  Findel, etc.

   En todo caso, la cuestión tiene sobre todo un interés retrospectivo, y lo que nos importa es la situación actual: saber cómo hemos llegado a ella, es cosa secundaria. Y la situación no es dudosa.

   La judeo-masonería está al frente del movimiento revolucionario, y para muchos la preponderancia y la influencia judía en la Francmasonería parece indiscutible.

Resulta del razonamiento y de los hechos.

Demostración de la influencia judía.

Primero — POR EL RAZONAMIENTO.

La influencia judía en la Francmasonería – Por León de Poncins (parte 1 de 2)

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   (…) ¿Quién inspira, quién dirige a la Francmasonería? Muchos afirman sin titubear: la influencia judía. Porque la cuestión judía está indisolublemente ligada a la cuestión masónica. Actualmente, judíos y francmasones trabajan en colaboración para obtener el triunfo de la revolución universal. Muchos de los altos cargos masónicos están ocupados por judíos en todos los países. *Recordemos que durante el importantísimo período de la guerra, Nathan era Gran Maestre de la francmasonería  italiana, y Khon, Gran Maestre de la francmasonería alemana, por no citar más que estos dos nombres harto conocidos.

   Existen logias exclusivamente judías, como las célebres de las Bnai-Brith, cuyo asiento está en Chicago.

   El espíritu judío domina a la Masonería y le imprime ese odio anticristiano; sin eso, difícilmente se explicaría su rigor. La Masonería sostiene y defiende en todas partes los intereses judíos. ¿Desde cuándo data esta alianza?

   EL ORIGEN DE LA ALIANZA DE FRANCMASONES Y JUDÍOS.

   Existen dos teorías. Una de Gougenot des Mousseaux y de Copin Albancelli, que dice: Los judíos crea ron en todas partes la Francmasonería para corromper a los pueblos de la civilización cristiana, y propagar, a cubierto de esta máscara, la revolución universal, que había de traer la dominación de Israel. Esta no es más que un instrumento y un medio en manos de los judíos.

   Para confirmar esta teoría, podemos citar el artículo del Dr. Isaac Wise publicado en la revista El Israelita, del 3 de agosto de 1866.

   La Masonería es una institución judía, cuya historia y cuyos deberes, contraseñas y explicaciones son judíos desde el principio hasta el fin, excepto un solo grado secundario y algunas palabras de la fórmula del juramento.

   La otra teoría, de Webster y de Wichtl, dice: “La Francmasonería era en principio una institución buena y sana; pero agitadores revolucionarios, principalmente judíos, aprovechando su organización secreta, se introdujeron poco a poco en ella. Corrompieron y desviaron su fin moralizador y filantrópico, llevando su acción a fines revolucionarios. Esto se prueba porque parte de ella conserva su primitiva finalidad, como sucede con la Francmasonería inglesa. Podemos citar lo que dijo el judío Bernardo Lazare en el Antisemitismo:

   ¿Cuáles fueron las relaciones de los judíos y de las sociedades secretas?

   Es difícil dilucidar esta cuestión, por falta de documentos de Incontrastable valor. Evidentemente, no dominaron en estas asociaciones, como pretenden los escritores que acabo de citar, ni fueron él alma, el Jefe, él Gran Maestre de la Masonería, como afirma Gougenot. Sin embargo, es evidente que no hubo más que judíos en la cuna de la Masonería, judíos cabalistas, como lo prueban ciertos ritos que se conservan; y muy probablemente, en los años que precedieron a la Revolución francesa entraron en mayor número todavía en los consejos de esta sociedad y fundaron sociedades secretas. Hubo judíos en torno de Weishaupt; y Martínez de Pascualís, un judío de origen portugués, organizó numerosos grupos de iluministas en Francia y reclutó muchos adeptos, que iniciaba en el dogma de la reintegración. Las logias Martinecistas fueron místicas; mientras las demás órdenes de la Masonería eran más bien racionalistas; asi, que se puede decir que las sociedades secretas representaron los dos lados del espíritu judío, o sea, el racionalismo práctico y el panteísmo, ese panteísmo que, siendo reflejo metafísico de la creencia en Dios uno, viene a parar en la teúrgia cabalística. Fácilmente se demostraría la armonía de estas dos tendencias, la alianza de Cazotte, de Cagliostro, de Martínez, de Saint Martín, del conde de Saint Germain y de Eckartshausen, con los enciclopedistas y los Jacobinos, y la manera con que llegaron al mismo resultado, a pesar de sus notables diferencias, es decir, al debilitamiento del Cristianismo. Esto, una vez más, serviría únicamente para probar que los judíos pudieron ser buenos agentes de las sociedades secretas porque las doctrinas de estas sociedades concordaban con sus propias doctrinas; pero esto no quiere decir que fueran los iniciadores.


“LAS FUERZAS SECRETAS DE LA REVOLUCIÓN”

domingo, 7 de julio de 2019

“EL ROTARY CLUB” (3 de 3) final de la publicación.



   CONCLUSION:

   León XIII, en la ya citada encíclica sobre la Masonería, dice: “Lo que hemos dicho o hemos de decir, debe entenderse de la secta masónica considerada en sí misma, NO EN SUS MIEMBROS tomados individualmente. Entre éstos puede haber, sin duda, no pocos que, aunque no carezcan de toda culpa por haber dado su nombre a tales sociedades, no sean, con todo, partícipes de los crímenes por ellos cometidos o ignoren el fin último adonde tienden sus esfuerzos...”

   Con más razón podemos aplicar esto a los rotarios. No todos son masones, pero eso no quita que la base naturalista de R.I. no inspire desconfianza y entrañe similitudes con la Masonería.

   Nos complacemos en agregar, como entrefiletes, algunas citas sumamente interesantes:

   “El católico, soldado por vocación, deberá dejar sus armas a la puerta del club, si desea permanecer en el Rotary y, obligado al combate espiritual, quedará inerme ante los errores que le serán presentados bajo los velos de la indiferencia”. (Triana, en su obra citada).

   “Para los unos, la salvación del mundo está en las enseñanzas cristianas; para otros, en una de las formas del altruismo... En cuanto a nosotros, pensamos y ya hemos dicho que esta creación maravillosa, capaz de operar el milagro de la salvación de los pueblos: es el Rotary Club”. (Fred Goodmann, Rotary de Recife, marzo de 1927).

   “Los masones pueden considerarse como los Hermanos mayores de los rotarios, ya que entre una y otra institución hay grandes puntos de contacto”. (Boletín de enero de 1928 del Gran Oriente Español).

   “En artículos de la prensa diaria y periódica sobre el Rotary se ha alegado la autoridad de una eminente personalidad eclesiástica y del propio Santo Padre para demostrar que los católicos pueden ingresar en el Rotary sin faltar a sus deberes para con la Santa Madre Iglesia. En cumplimiento de órdenes superiores, la Nunciatura apostólica desmiente, de la manera más absoluta, lo que se afirmó en dichos artículos con respecto a la benevolente actitud del Santo Padre para con la misma organización”. (Mons. Ettore Felice, Nunció apostólico en Chile, 1929).

   “EI firme cimiento sobre el cual se edificad la paz permanente del mundo y que excluye a cualquier otro es el Rotary”. (Paul Harris, su fundador).

   “El Rotary, tenaz y persuasivo, podrá tal vez salir triunfante donde la religión, la filosofía, la política y la diplomacia fallan”. (Independ. Belge. 9 de junio de 1927).

   Y tampoco lo olvidemos: Proposición 52 condenada por el Syllabus: “Las ciencias filosóficas y morales pueden y deben desviarse del control de la Autoridad eclesiástica”.

   “Todos los rotarios no son masones, ni mucho menos, pero todos los masones son favorables al Rotary.” Cuidado, pues, con el Rotary.


“COLECCIÓN FE INTEGRA N° 5 (Segunda Edición)”