PREFACIO.
Nota del blog: En
nuestra sencilla opinión esta es la mejor obra sobre los “Protocolos de los
Sabios de Sión” por dos motivos: Primero por su “autor” (todo un clásico, toda
una eminencia en el tema). Segundo por qué esta obra está “comentada”, a diferencia de muchas otras donde se expone solamente los protocolos. Si esto
sólo es el Prefacio imaginen toda la obra. Podemos dar muchos motivos más pero,
basta para despertar en nuestros lectores una sana curiosidad por esta obra,
poco conocida, poco leída.
Damos
hoy una nueva edición de nuestro primer volumen relativo a El peligro judío-masónico.
Este volumen está consagrado a los Protocolos de los Sabios de Sión, con
arreglo a la traducción hecha por Serge Nilus.
Nuestra primera edición tiene fecha de
1920; dos años más tarde, en 1922, dábamos a luz los mismos Protocolos con
arreglo a la traducción hecha en 1901 por Georges Butmi, y que
en nuestra colección e1 peligro judío-masónico forma el 49 volumen; estas dos
ediciones enriquecidas con notas suplementarias muy extensas, contienen
aproximadamente todo lo que la crítica ha dicho a propósito de la veracidad y
autenticidad, de los resúmenes que aparecieron en 1918 en Novocherkassk (Rusia
meridional) bajo este título sugestivo: Los Protocolos Sionistas, los planes para la conquista
del Universo por los judíos masones.
Se trata, sin
duda, en ellos, de la dominación mundial de Israel, representada por la “serpiente
simbólica”. Ahora bien; es evidente que el plan de la “serpiente simbólica”,
como ya lo hemos dicho (Mons. Jouin, op.
cit., IV, 191), no es el trabajo de unas cuantas conferencias de iniciación
al uso de los estudiantes israelitas, sionistas o no, sino más bien una obra
meditada, retocada y adaptada a las diferentes épocas, durante muchos siglos.
Los Protocolos son, por lo menos en parte, el objetivo a que se tiende, y su
redacción parece basada en el conjunto didáctico de los diversos puntos que son precisos para asegurar la ejecución. Lo que el historiador judío James Darmesteter,
dice de los ataques judíos contra la Iglesia (1) puede
aplicarse a todos los proyectos de revolución y dominación mundiales; son
siempre los judíos “los que prepararán todo ese
arsenal mortífero de razonamientos y de ironías que legarán a los escépticos
del Renacimiento, a los libertinos del gran siglo”, a los iluminados de 1789, a
los terroristas de 1793 y a los bolcheviques de 1917. La redacción inicial
del programa y aun su fidelidad literal se remonta a seis siglos antes en las
sombras del GHETTO, y más exactamente
todavía, al tiempo de Celso y de Orígenes, en la misma cuna de la religión de Cristo. Así no
tiene nada de particular que encontremos en los documentos judíos más modernos,
no sólo las ideas, sino los mismos términos de los Protocolos.
En cuanto a la precisión absoluta referente
a los orígenes y a la redacción actual de los Protocolos, tendremos que esperar
al fin de la revolución judía que reduce a Rusia a la esclavitud. Toda
indiscreción sería un peligro para los interesados y para sus familias.
Nosotros podemos afirmar que el manuscrito traducido por Nilus estaba
en lengua francesa; el zar lo comunicó al general N..., escritor de tanta escrupulosidad
literaria que nos lo ha trasmitido sin haberse dada cuenta de ello. Su
testimonio es precioso y concluyente; además el estudio criticó del texto nos
obliga a dar por seguro que aquella misma redacción estuvo entre las manos de Maurice Joly en 1864 y entre las de Serge Nilus en 1901, el cual no conoció el libelo
compuesto contra Napoleón III
(Diálogo en los infiernos).
Otro dato posterior a 1864 Pero anterior al
Congreso Sionista de Basilea en 1897, es el del croquis del
Masón Henry Labouchére,
del grado 33, como Mauricio Joly,
del que se hicieron más de un millón de ejemplares en el número de Navidad de
1890 en el periódico inglés La Verdad. Este croquis de los Estados Unidos de Europa
con el retrato del Kaiser y del emperador de Austria, que vienen a prestar
sumisión ante la causa del trabajo, este croquis, decimos, apenas llamaría
nuestra atención, si no reprodujera más que la República
universal; pero sobre el importante territorio de Rusia, puso este
rótulo: “Desierto Ruso”. El Masón Labouchére
conocía indudablemente el siguiente dato de los Protocolos: “En resumen, para demostrar que todos los Gobiernos de
los gentiles de Europa (2) nos son sumisos, demostraremos nuestro poder con uno de
ellos, por medio de crímenes y violencias, es decir, por el reinado del terror,
y en el caso en que se revolvieran todos contra nosotros, les responderemos con
los fusiles americanos, chinos o japoneses”