martes, 13 de julio de 2021

Masonería Roja – Por F. Ferrari Billoch. Año 1939. (I° Parte)


 


“Sois parásitos de la anarquía; no la podéis contener porque es vuestro sustento y vivís de ella”. Calvo Sotelo.

“República, espíritu revolucionario y socialismo están, indudablemente, ligados”. H.: A. Levey, Grado 33.

 

  

   Vamos a entrar—ya es hora—en lo que podríamos llamar parte práctica, la realidad, de toda esa serie de zarandajas rituálicas, ceremonias seudorreligiosas, tan ridiculas como pintorescas, con que en los talleres se deslumbra a las almas inferiores.

   El consorcio judíomasónico ha extendido su red de organizaciones tenebrosas ¡y ahí está, en las logias, la cuerda de nudos que enlaza las columnas del templo, símbolo de la cadena que aprisiona al mundo! —; vamos a ver los trágicos efectos de esta red de células clandestinas reflejadas en el aspecto social.

   Sin reparar en medios ni en procedimientos — uno de esos medios es reclutar gentes carentes de sanos principios, bajo las fórmulas amables, liberaloides, de las logias —, el consorcio judíomasónico labora en la sombra para llegar a la destrucción de la civilización occidental.

   La civilización cristiana es el único obstáculo serio que se opone a la implantación de la tiranía judíomasónico. El mundo no caerá aherrojado, esclavizado, a sus pies, hasta borrar de la conciencia de las generaciones el signo excelso de la CRUZ. He aquí lo que se propone.

¿Medios?

   Uno, las logias; otro, agitando esa otra gran ala de la Masonería, el ala roja, que elabora bajo un signo supremo:

   LA LUCHA DE CLASES.

   Y he aquí el secreto de su táctica criminal:

   Mueve una u otra ala según el tiempo y las circunstancias. EL GRAN MONSTRUO ha desplegado sobre la Tierra dos grandes EJERCITOS, alas monstruosas de ese vampiro insaciable diseñadas a través de las maquinaciones del SANEDRIN. El las mueve y las hace jugar con una ciencia diabólica, con procedimientos criminales. De engaño, de hipocresía también...

   Veamos:

   Ante un Estado autoritario, potente, fuerte, con régimen de paz y prosperidad nacional — cada ciudadano, en sus ocupaciones: el obrero, en el tajo, en la fábrica; el funcionario, en su oficina; en sus profesiones liberales, la clase media...—, el GRAN MONSTRUO mantiene en reserva su ala ROJA y mueve con cautela, con procedimientos ladinos, subterráneos, el ala NEGRA de sus ejércitos: en el antro de las logias conspiran los hombrecitos del triángulo.

   Conspiran contra todo. Contra lo divino y contra lo humano, ignorantes, la mayoría de las veces, del origen de la consigna que están obligados a acatar y cumplir.

   En la calle, también mediante procedimientos arteros — ¡oh, salen bien aleccionados de las «tenidas»! —, van formando un falso ambiente, que los papanatas y los inconscientes contribuyen a enrarecer, sin sospechar que hacen el juego a las maquinaciones de la secta maldita. Acude en su ayuda la Prensa siniestra: se pide a través de unas violentas campañas de injurias y de miseria moral, libertad, democracia, liberalismo... Cuando todo se ha derrumbado — y está a punto de perderse todo, ¡hasta el honor!—, el GRAN MONSTRUO, al amparo de los banderines liberaloides, despliega las guerrillas de sus jaurías ROJAS (*). Es la misma línea de procedimiento revolucionario que ya preconiza Lenín en su obra «Dos tácticas»: «Para esa lucha titánica debe tener (el comunismo) el camino libre, debe servirse de todas las armas a su alcance. La democracia, la plena libertad política, son sus mejores armas».

   Es entonces cuando una ola de odio y de rencores desatados, estimulados por todos los venenos de las campañas demagógicas, invade la Nación. El marxismo, con sus puños crispados y sus crímenes, se enseñorea de la calle.

   Es la lucha de clases, dirigida ya, no desde las logias, sino desde Moscú. Y en el ámbito nacional —angustia y caos en la economía— se produce la gran tragedia de los atentados, huelgas, sabotajes, rebeliones, movimientos anárquicos... ¡Es la REVOLUCION EN MARCHA!

   LA MASONERIA ROJA ha sucedido a la MASONERIA NEGRA.

   Y los hombrecitos grises, que en las «tenidas» veían satisfecha su vanidad con un mandil y unas bandas bordadas primorosamente y unos cintajos policromos, y hacían prácticas de oratoria barajando frases hueras entre alharacas a unos postulados imposibles, se ven de pronto en la responsabilidad del Poder. Los últimos estratos se han elevado a la superficie. Es una ley que se cumple en todas las conmociones revolucionarias. ¡Ah! La secta cumple sus compromisos y satisface el pagaré. Pero esos hombres son más esclavos que nunca.

   «Sois parásitos de la anarquía —ya les dijo Calvo Sotelo desde su escaño, con la frente alta y la coraza de su prestigio de hombre de alta mentalidad —; no la podéis contener porque es vuestro sustento y vivís de ella».

   Les dijo. Mientras tanto, iba señalando tantísimos casos que se salen de la esfera de los conflictos sociales para entrar en los límites del Código Penal, de la criminalidad y de la delincuencia.

   Y es que son peleles manejados por los hilos invisibles de los PODERES OCULTOS, figurones de un reinado efímero que cualquier día desaparecen de pronto por el escotillón del olvido.

   Así son todos. Así, yo vi una madrugada en el ambiente bohemio del Café Castilla, ocupando modestamente una mesa en un rincón, a Kerenski, dueño un día de un pueblo de 160 millones de almas.

   Pero así son los hombres que hace y deshace la revolución.


“ENTRE MASONES Y MARXISTAS…”

 

 


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