miércoles, 12 de mayo de 2021

Los dos estandartes – Por Monseñor León Meurín. S. J.


 



   Es extraordinario que, siendo la Kabala y el Talmud originarios de Babilonia, coloque San Ignacio, en su meditación sobre “los dos estandartes”, a las fuerzas del infierno, alistadas bajo el estandarte de Lucifer “Príncipe de este mundo” (Juan: XII, 31). En una vasta planicie cerca de Babilonia, en tanto que las fuerzas del ejército del cielo se encuentran bajo la bandera de Nuestro Señor Jesucristo, en una llanura cerca de Jerusalén. Luego nos representa al Príncipe de los réprobos en las planicies de Babilonia (que significa Confusión), sentado en un trono de fuego (su elemento) rodeado de un humo espeso, o sea de mentiras, alegorías y símbolos cegadores y engañosos, extendiendo el terror cabe él, por la horrible deformidad de sus rasgos (véase el Baphomet) y sus miradas terribles (escúchese el estruendo de los gritos de venganza en las logias).

   Nota Nuestra: En una librería de segunda mano hace muchos años, puede hablar con un joven, yo andaba en busca de libros sobre masonería, el joven me escucho preguntar al librero si tenía algo sobre el tema, y entonces se acercó y entablamos una conversación, solo voy a decir lo esencial que guarda relación con el tema de los gritos diabólicos en las logias. Él no sabía que era la masonería y asistió a una “Tenia blanca” son las reuniones donde pueden participar personas que no son de la logia. Esa logia en cuestión está en una localidad del interior de Corrientes. Él me contó que salió despavorido, por los gritos de los masones, diciendo –muera la Iglesia católica– y demás barbaridades, como –guerra a la superstición– (que seríamos los católicos, así nos llaman, supersticiosos, por ser suavecito, pues tienen otro motes terribles, donde ni la Virgen María se salva). Los masones andarán como perfectos hipócritas bajo una fachada de perfectos caballeros, incluso como falsos católicos, llenos de buenos modales, en lo exterior, pero en las logias, son como monos enjaulados, como chanchos en su chiquero. Lo que este muchacho me contó, (aunque no me crean) es cierto, y coincide con lo que comenta Monseñor sobre el lenguaje de odio (de venganza) en las logias. Me lo contó alguien que no sabía dónde estaba entrando, pero si sabía que eso no es lo que quería, pues era Católico. Si quieren pruebas lean la poesía blasfema  “Himno a Satán” compuesta por el masón Giosué Carducci. Y tengo muchas  más  pruebas sobre el lenguaje que utilizan los masones en sus logias contra la Iglesia Católica, contra Cristo, y la Virgen María. Seguimos con Monseñor Meurín.

 

   En segundo lugar, San Ignacio nos muestra, alrededor de Satán la multitud innumerable de sus sectarios y ministros. Encuéntrense allí reunidos los pecadores de todos los siglos, desde Caín a los Comuneros, de los socialistas alemanes a los nihilistas rusos, y los luciferianos italianos; allí están los esclavos de las pasiones, los orgullosos y los ambiciosos (los que codician el poder supremo en el mundo); los expoliadores de los bienes ajenos (la alta finanza y las grandes empresas de pacotilla); los impúdicos (las numerosas logias de adopción, serrallos de los masones); los homicidas (Carbonarios y otros afiliados a la Masonería), etc. El designio de Lucifer es seducir a todo el género humano, mediante el establecimiento de la República universal, gobernada por el martillo de oro del Jefe Supremo de la Masonería, y, luego de seducirla, arrastrarla a su espantable desdicha (no para ofrecerle las delicias de su Imperio de fuego, sino para vengar en la criatura divina el castigo eterno que le fué infligido por su rebelión). Esta venganza de Lucifer será la justa recompensa por la apostasía de aquellos que han preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malvadas

   Escuchemos a Lucifer dirigiéndose a sus ministros, ordenándoles que tiendan toda clase de trapas a los hombres para perderles. Les enseña sus artificios y tentaciones: como, en principio, conquista las almas por el amor a las riquezas (para encontrarse asistido hay que ser masón): como despierta luego la ambición en ellos (para alcanzar el poder hay que entrar en la logia), y, en fin, el orgullo, el abismo sin fondo del que salen todos los pecados… ¡Cuántos bobos, insensatos y ligeros dé cascos de ambos sexos se dejan coger a diario en estas redes! ¡Cuántos se dejan caer en ellas a ciegas (primero, con los ojos vendados, y luego deslumbrados por el licopodio masónico) y cuántos no contentos con haberse dejado seducir, procuran también seducir a sus hermanos!

   Este estandarte de Lucifer, así presentado por San Ignacio, ¿no es una imagen perfecta de la Masonería? Y el estandarte de Jesucristo, ¿no es acaso una sorprendente imagen de la Iglesia Cristiana?

   Nuestro Señor se encuentra en la llanura de Jerusalén, ciudad de santos, visión del cielo, no sentado sobre un trono, sino conversando humildemente con sus bienamados, atrayendo los corazones con la bondad y encanto de su mirada, con la verdad y la virtud que enseña, con la paz y consuelo que obra en las almas elegidas.

   A su alrededor se agrupan sus discípulos y apóstoles de todos los tiempos: los patriarcas, los profetas, los mártires, los penitentes, las vírgenes... Ni hay allí ni un sólo vicio, ni una sola de las debilidades que deshonran a la humanidad. Por el contrario; todas las virtudes están llevadas al punto del heroísmo. ¿Cuál es el designio de nuestro Divino Rey? El de llevar a todos los hombres a la virtud y, por la virtud, a la felicidad en el tiempo, y a la gloria en la eternidad. Por ello quiere que sus apóstoles vayan por todo el mundo a predicar el Evangelio para inspirar a las almas, en primer término, el desprecio a las riquezas, y después la humildad, fuente de todas las virtudes. Ved el triunfo del apostolado cristiano: cuántos pecadores convertidos, y arrancados al infierno; cuántos discípulos conquistados para la santa pobreza y la humildad evangélicas; cuántos nuevos apóstoles formados para la salud de las almas y la gloria de Dios.

 

 

“SIMBOLISMO DE LA MASONERÍA”

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