NOTA del blog: Lean el fragmento de
esta obra que se lo puede descargar de internet. Siempre lo digo, “para entender mejor el presente debemos ir
al pasado” y es lo que hace este libro cuando trata el tema de las vacunas y la masonería. Lean la
información que trae, lean las fechas y las obras ya escritas (por doctores probos) advirtiéndonos
sobre las vacunas. Recalco, escritas hace
muchos años. El ocultamiento de la vedad viene desde lejos. Pero sobre todo
comparen cuanto dice este autor (nacido
en Estonia) con el presente que el mundo está viviendo. Y verifiquen si los
doctores que dicen la verdad hoy tienen o no razón. Todo está documentado, solo deben investigar…si es que todavía se
resisten a la verdad. Recuerden que la masonería es una sociedad secreta,
hijos del padre de la mentira (el
demonio) que conspira contra la sociedad cristiana desde siglos. Si tienen
alguna duda lean la Encíclica de León
XIII “Humanum Genus” sobre la masonería. Hasta acá nuestro comentario…
* * *
El
folleto masónico “Con oro y azul cielo”
(Turku, 1992, p. 25) afirma que “los
masones fueron pioneros y promotores de la vacunación”. En realidad, fue el
masón y médico, Edward Jenner, quien en 1.796
comenzó a promover las vacunas “preventivas”,
un hecho del que los masones están orgullosos (John
Hamill, Robert Gilbert, “La masonería: Una celebración del oficio”,
Londres, 1998, p. 128). Edward Jenner era miembro de la Logia de la fe y la
amistad nº 270 de Berkeley, Inglaterra (ibídem, p. 235). Las publicaciones
de Jenner muestran claramente que era consciente de que el hecho de haber
tenido una enfermedad no hacía inmune a una persona. Tampoco lo hacen las vacunas.
Abogaba por algo totalmente antinatural e incluso altamente peligroso.
El
Dr. Viera
Scheibner (Australia), el experto líder mundial en lesiones por
vacunación, ha
descubierto una conexión entre la vacuna triple contra la difteria, la tos
ferina y la tuberculosis y el síndrome de muerte súbita, que ahora ha sido
científicamente probada. Muchos niños y niñas se han visto paralizados de por
vida.
Muchos niños se vuelven
autistas poco después de ser vacunados. Según
una encuesta realizada en California, publicada en marzo de 1999, el autismo ha
aumentado un 273 por ciento en los últimos diez años. Sólo en 1999, fueron registrados
1.685 nuevos casos (“Autismo 99: Una
emergencia nacional”, Yazbak, 1999). En Maryland, el autismo se había
multiplicado por cinco el mismo período. Uno de cada 149 niños ha desarrollado
autismo. Se
han oído advertencias contra esta correlación desde hace numerosos años, pero médicos
ignorantes siguen difundiendo los mitos de que las vacunas son totalmente
inofensivas. La verdad es que las vacunas son la causa de un gran número de
muertes y de discapacidad con un alto costo para los contribuyentes.
Viera Scheibner ha escrito un libro titulado
“Vacunación:
100 años de investigación ortodoxa muestran que las vacunas representan un
asalto médico sobre el sistema inmunológico” (Maryborough, Australia, 1997), lo que demuestra la forma en que
hemos sido engañados y perjudicados. No
se puede prevenir un dolor de cabeza tomándose una aspirina, según el Dr. Scheibner. Nadie
sensato haría eso. Las vacunas tienen poco sentido.
Las compañías farmacéuticas que fabrican las vacunas, son
las verdaderas ganadoras. Hasta el 80 por ciento de todas las vacunas
utilizadas para los niños se hacen en laboratorios controlados por la masónica familia Rockefeller.
El profesor Antoine
Bechamp (1816-1908) todavía es
prácticamente desconocido. No recibió ningún tipo de ayudas para su búsqueda.
El interés principal de Bechamp
era la influencia de los microorganismos en el cuerpo humano. Destacó el
hecho de que mientras comamos bien y vivamos bien, las bacterias nos harán un
buen servicio. Cuando hay un desequilibrio, las células
pierden muchos minerales vitales y los virus y las bacterias comienzan a atacar
las células debilitadas.
Bechamp
demostró que todas las células vivas contienen gránulos diminutos, llamados
microzoos, que tienen propiedades enzimáticas únicas y un movimiento oscilante.
Su presencia en la sangre es necesaria para la formación de costras en caso de
heridas. Los microzoos pueden sobrevivir a temperaturas de hasta 300 grados
centígrados, y permanece mucho tiempo después de la muerte del organismo
huésped. Pueden desarrollarse y crecer y generar bacterias (Antoine
Bechamp, “La sangre y su tercer elemento anatómico”, Filadelfia, 1911).
Bechamp cree que las
enfermedades se desarrollan en el cuerpo, cuando las condiciones interiores y el
equilibrio natural son suficientemente perturbados y se reduce la tensión
eléctrica en las células. Una célula
sana tiene un voltaje de entre 60 y 100 mV, mientras que una célula cancerosa
tiene 20 mV. Esto lo descubrió el Dr. Robert Becker en 1920 (Robert Becker,
Gary Selden, “El cuerpo eléctrico: El electromagnetismo y los
fundamentos de la vida”, Nueva York, 1985).
Otro científico francés, Louis Pasteur (1822-1895), por otra parte,
afirma que todos los microorganismos, tanto dentro como fuera del cuerpo,
causan enfermedades y por tanto deben ser controlados mediante el uso de
vacunas. Recibió becas enormes. El apoyo de esta afirmación fue una oportunidad
para hacer grandes cantidades de dinero mientras se perjudicaba a la gente. La principal fuente de dinero de Pasteur fueron
los Rothschilds
de París, en particular Gustave Rothschild. La
propaganda intensiva de los masones ha hecho de Pasteur un nombre familiar. En su lecho de muerte (para alguien criado en un país
católico, el momento más importante), el 28 de septiembre de 1895, se retractó
de su errónea teoría simplista con las siguientes palabras: “¡Los
microbios no son nada, el entorno lo es todo!” Los masones
no hicieron nada para anunciar esta verdad fundamental.