Concepto de la Francmasonería.
Se presenta la Masonería en apariencia con
variedad de matices y características, según las circunstancias de tiempo, lugar
y estado social en que ha de actuar. Así, la Masonería de los países católicos
es diferente de la de los países protestantes; e igualmente, la Masonería actual
difiere de la anterior a 1789 y de la de mediados del siglo XIX. Siempre y en todas
partes ofrece diversas modalidades.
En principio, y según sus estatutos, la
Francmasonería es una asociación secreta, cuyo objeto aparece filantrópico,
humanitario y progresista; se propone ennoblecer y perfeccionar la sociedad,
dirigiéndola hacia un ideal de luz, de progreso y de verdad. Se estimula a la
práctica de las virtudes, especialmente la de la tolerancia y de fraternal
solidaridad entre los francmasones. Es una institución sublime, santa y
sagrada; la eterna iniciadora de cuanto se hace de bueno, bello y grande en la
humanidad. Quiere colocarse por encima de las ideas de partido, de clase, de
nacionalidad y de religión; todos los francmasones son iguales y hermanos. En
los estatutos no se habla de política, y desde el punto de vista religioso, cada
uno es libre de creer lo que quiera.
Estas declaraciones se han encontrado en las
constituciones de todas las federaciones y son de completa autenticidad.
Sorprende, desde luego, la vaguedad e
imprecisión de las fórmulas. ¿Qué es la
luz? ¿Qué es un ideal de progreso? Así enunciado, cada uno puede tener una
concepción diferente; que es precisamente lo que quiere la Francmasonería para
laborar en las más opuestas direcciones.
Hace dos afirmaciones concretas: no se ocupa
de política y respeta toda creencia religiosa.
Veremos cómo los hechos contradicen estos dos principios que sienta en tono
dogmático. En Francia la Francmasonería no se oculta en la guerra sin cuartel
que en el aspecto religioso y político viene sosteniendo.
Origen de la Francmasonería.
No es posible precisarlo con exactitud. Son
distintas y aun contradictorias las versiones que acerca de este punto se han
podido obtener de los mismos francmasones.
Con entera seguridad podemos afirmar que la
Francmasonería existe bajo la forma actual desde 1717. En esta época reuniéronse en Londres muchas logias inglesas y
fundaron la “Gran Logia de Inglaterra”,
que fué la primera de todas las grandes logias del mundo. James Anderson tomó a su cargo la tarea de reunir, corregir y redactar
bajo una forma concreta y precisa las constituciones masónicas. Su trabajo
apareció en 1723 y sirvió de base a todas las constituciones masónicas actuales.
Organización de la Francmasonería.
Organización
administrativa aparente.
La Francmasonería del mundo está organizada
en agrupaciones independientes unas de otras, correspondiendo cada una a un
país diferente.
Tienen nombres diversos, como Federación de
la Gran Logia de Inglaterra, del Gran Oriente de Francia, etc. La organización
administrativa de cada uno de estos grupos o federaciones, es sensiblemente igual
en todas partes. Tomemos una por ejemplo, la del Gran Oriente de Francia, que
cuenta 30.000 adheridos, próximamente, repartidos en 400 logias, con unos 50
miembros cada una (Nota: Cifras en
épocas de León Poncins, con el tiempo y hasta la actualidad solo fueron en
aumento).
Cada logia está dirigida por oficiales que
se eligen por un año, y son cinco: el Venerable, el 1° y 2° vigilantes, el
orador y el secretario. No tienen autoridad más que en su logia. La autoridad
central se designa igualmente por elección. Cada logia elige un delegado, y estos delegados se reúnen dos veces al año;
la asamblea así formada se llama congreso masónico, que es en definitiva el
parlamento masónico de la Federación.
Este congreso elige 33 miembros, cuyas
funciones duran tres años; forman el Consejo de la Orden, que es el Comité
ejecutivo de la Federación.
Existe en el Consejo de la Orden una
Oficina, y al frente de ella un Presidente, que en algunas Federaciones se llama
“Gran Maestre”.
Este Presidente tiene a su cargo la
administración federativa masónica, lo que no tiene la importancia que pudiera
creerse.
El
congreso masónico examina las cuestiones de interés masónico general,
reglamenta el presupuesto, modifica y reforma los estatutos, está en relación
con las demás Federaciones, y se ocupa en la actualidad muy especialmente de
las cuestiones políticas y religiosas.
Oculta
organización de los grados.
Cuanto hemos dicho hace referencia a la
organización visible, externa; pero
según un ex francmasón, Copin Albancelli,
existe simultáneamente otra secreta: la de los grados. Vamos brevemente a
ocuparnos de ella.
Se ingresa en la Francmasonería por el grado
de aprendiz, y pasa algún tiempo en la Logia de aprendices.
Cuando se le juzga suficientemente
preparado, pasa al grado de compañero, y se le admite en la Logia de
compañeros. Después de una observación conveniente, si se le cree apto, se le
nombra maestro; y entonces puede
visitar una logia extranjera de grado análogo o inferior a la suya. Cada grado tiene catecismo, rituales y
símbolos que le pertenecen.
Como se ve, en la organización visible los
jefes son nombrados por elección, mientras que en la organización de grados, lo
son por selección. Los masones de grado superior vigilan a sus hermanos de grado
inferior, y no admiten en su compañía sino a los que ellos eligen.
Es también de advertir esta particularidad. En la organización secreta los masones
conservan su grado indefinidamente, mientras que en la organización administrativa
la elección es siempre temporal.
Los
grados de aprendiz, compañero y maestro, forman la Masonería inferior o
Masonería azul, de la que puede uno a su gusto separarse.
En una esfera superior está la Masonería de los Altos
Grados, cuya existencia ignoran cierto número de maestros.
El número de los Altos Grados varía según
las Federaciones y los ritos. Antiguamente, en el Gran Oriente de Francia eran
33 miembros; en la actualidad no son más que 6: l.°-2.o-3.o-18.o-30.o-33.°. El
rito escocés que se practica en la Gran Logia ha conservado los 33 grados; de
ellos los más conocidos son los de Rose-Croix (Rosa-Cruz), Chevalier Kadash
(Caballero Kadash), etc.
Los
Consejos Supremos del Rito escocés del mundo entero están confederados y se
reúnen en asamblea anual.
Los
grados superiores siguen otorgándose por selección; el número disminuye a
medida que se asciende.
Los altos grados llegan a ser muy secretos.
Suele acontecer que en las reuniones de
logia de cualquier grado asistan uno o varios masones de grado superior, sin
que su presencia sea advertida por los demás miembros de la asamblea. El masón ignora lo que se hace en los
talleres superiores a su grado, cuya entrada tiene prohibida.
Es un deber esencial del superior frecuentar
las logias de grados inferiores y llevarles las inspiraciones que él recibió.
Por
ello resulta la Masonería un conjunto de sociedades secretas; pues si en la
organización administrativa la dirección viene de abajo por elección, la organización
oculta de los grados denuncia la existencia de un grupo superior que hace
imponer su voluntad de modo invisible en toda la pirámide masónica.
Ya comprenderemos ahora por qué los
documentos que procedían de grupos superiores, como del Iluminismo de Baviera, de la Alta Venta y de las Logias húngaras, hayan
descubierto la verdadera naturaleza de fines y métodos masónicos. El que se halla
en la cúspide de la pirámide lo domina todo. (Nota: En la pirámide hay un
vertice, el vertice es un punto, uno sólo lo domina todo, lo dice el autor de
la obra y lo confirman otros autores)
Algunos, y no los menos (por ejemplo, Gustave Bord), creen, por el contrario, que no hay en la
Francmasonería un organismo director oculto. La verdadera fuerza dirigente de la
Francmasonería no sería entonces un grupo de hombres, sino una idea: el
espíritu de rebeldía y revolución, el antiguo non serviam.
El estudio imparcial de los hechos nos
induce a creer que ambas tesis no se excluyen y que de ambas cosas hay en la
Francmasonería. Sea la que fuere la finalidad del secreto en la organización masónica,
es lo cierto que entre los Francmasones que se quiere hacer pasar como sociedad
humanitaria y filantrópica, y el papel ultra-revolucionario que ha desempeñado
en el mundo, media un abismo. Esa misma desproporción. Existe entre su
organización visible y los extraordinarios resultados de su perniciosa
actuación.
No es posible explicar la necesidad del terrible juramento
exigido a los francmasones, juramento acompañado de maldiciones y amenazas para
el caso de que descubran los secretos de la Secta. Una sociedad que
practica el bien y ordena su actuación a fines benéficos, ¿tomaría tan graves resoluciones y adoptaría tales medidas de
precaución? Cuando se quiere hacer el bien, aunque se tenga la mayor
discreción, no se llega a tales términos en la defensa del secreto. Detrás de
la fachada hay algo.
Estudiada
la Francmasonería en la historia y en los documentos de Múnich, Venecia y Budapest, aparece entonces
tal como es: un poder esencialmente destructor
y revolucionario.
No he de ocuparme de los ritos, símbolos y
ceremonias usadas en el interior de la logia para formar el estado de espíritu
que se proponen, y para propagar las ideas masónicas. Cada grado tiene ritos,
ceremonias, catecismos y cánticos diferentes. Esto realmente carece de interés
para el profano.
Solamente
diremos algo sobre un punto muy interesante: la religión del secreto en que se
funda la Francmasonería. En cada grado se renueva el juramento y se recuerdan
los castigos que esperan al masón infiel que ha violado el secreto.
He aquí
una de las fórmulas usadas: Si yo faltase en lo más mínimo a mi juramento, que me corten
el cuello, me arranquen el corazón, los dientes y las entrañas y las arrojen al
fondo del mar; sea quemado mi cuerpo y mis cenizas esparcidas por él aire, para
que no quede nada de mí, ni siquiera él recuerdo entre los hombres y entre mis
hermanos masones.
Una
palabra más sobre el empleo del tiempo en las logias. Además del ceremonial del
culto, se dan conferencias para inculcar y propagar las ideas masónicas…
“LAS FUERZAS SECRETAS DE LA REVOLUCIÓN”
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