En su exposición de la
Kabala, M.
Franck nos da a conocer las figuras bajo
las que se ha tratado de representar a los Sephiroth.
“Existen—nos dice—tres principales de las
que, dos, por lo menos, son consagradas por el Zohar. Una nos muestra a los Sephiroth bajo la forma de diez círculos concéntricos, o, más exactamente, de
nueve círculos trazados alrededor de un punto que es su centro común. La otra
interpretación nos los muestra en la forma del cuerpo humano. La corona, es la
cabeza; la sabiduría, el cerebro; la inteligencia, el corazón; el tronco y el
pecho, o sea, la línea del centro, es el símbolo de la belleza; los brazos, representan
la gracia y la justicia; las partes inferiores del cuerpo expresan los
atributos que faltan”.
“Es en estas relaciones arbitrarias llevadas
a su máxima exageración por los Tikounim (suplementos del Zohar) donde se fundan, en
gran parte, la Kabala práctica, y la pretensión de curar, por los diferentes
nombres de Dios, las enfermedades que puedan aquejar las diversas partes del
cuerpo”. (Franck: La Kabbale; p. 151).
El mismo autor dice: “Si en el judaismo se
hallan rastros de la más sombría superstición, hay que buscar, sobretodo, la causa del
terror que inspira por su demonolatría.
Efectivamente, es tal el poder que se supone a los espíritus maléficos que el hombre,
en cada instante de su existencia, puede creerse rodeado de estos enemigos invisibles,
no menos empeñados en la pérdida de su cuerpo que en la de su alma. Apenas
ha nacido, cuando ya le esperan junto a
la cuna, para disputárselo a Dios y a la ternura de su madre; casi no ha abierto
los ojos a este mundo, cuando ya le asaltan mil peligros y mil visiones impuras
se apoderan de su pensamiento. ¡Desdichado de él si no resiste! Antes de que la vida haya abandonado su
cuerpo, los malos espíritus vendrán a apoderarse de su presa”.
En efecto, aún en nuestros días nos
encontramos frecuentemente con una verdadera multitud de libros populares,
llenos de supersticiones, de conjuros, de secretos ocultos, de remedios
mágicos, de oraciones blasfemas y diseños Kabalísticos.
(1)
Les Secrets de Petit Albert, —du Grand Albert, — d´Agrippa, —du Grand Etteila,
—du Dragon rouge; —du Grimoire du pape Honorius, —de la Magie rouge, etc.
Aunque parezca ridículo mencionar estos
libros, arrancados de manos de personas supersticiosas pertenecientes a la más
baja extracción popular, no resulta ocioso hacer notar que en tales libros se
halla buena copia de figuras
Kabalísticas, que recuerdan ciertas insignias
masónicas y que expresan la doctrina de
la Kabala judía, como son los triángulos entrelazados, la Estrella flamígera,
la letra tau simple, doble, triple y cuádruple, cuyo inmundo significado ya
explicamos...
Hemos hallado, además, evocaciones de los
espíritus, y exclamaciones citadas por Léo
Taxil “Les Frères, II p. 284”. “Ritual
de las evocaciones”, volumen segundo del “Manual Kabalístico”, del Hermano
Constant, grado 30, (página 230). Los
textos de estas evocaciones contienen, principalmente,
el nombre de Dios bajo diversas formas, como
por ejemplo: El
ati (Dios viene) Eyé por Eheyé (yo soy): Je-Je-Je —ho-ho-ho —vah-vah- vah (tres veces el
nombre de Jehováh silabeado); Khavajoth, Khavajoht, Khavajoht (Evas,
Evas, Evas),
etcétera...
Este informe confirma la idea, común a casi
todos los autores, que se h an ocupado de la magia diabólica, de que todas las
ramas y prácticas de la hechicería tienen| su origen en la Kabala
judía.
La adoración a la Estrella flamígera, al
Baphomet, y las “fórmulas
escritas en caracteres jeroglíficos” para
la evocación de los demonios, de las cuales hay que guardarse “de abusar” “Rituel
Sacré; p. 46.” son indicaciones evidentes de que la Masonería, en
algunos de sus grados, se entrega abiertamente en las logias a la magia
diabólica.
FILOSOFÍA
DE LA MASONERÍA.