viernes, 6 de septiembre de 2024

“Más Allá de la Masonería” Revisión del libro “Blood on the Altar” (Sangre Sobre el Altar)




   En el momento en que se daba comienzo al Concilio Vaticano II (Octubre de 1962), una sociedad secreta muy poco conocida, la Ordo Templis Orientis (Orden del Templo de Oriente) (OTO), realizó una ceremonia a fin de celebrar la apertura del Concilio.

 

   El icono oculto de la OTO, el “Stele of Revealing” (Estela de Revelación):

 

   “Estela: Una losa de piedra o un trozo de madera con una inscripción o diseño que fue usado como un monumento o jalón de una sepultura. En particular la Estela de Revelación es un objeto religioso egipcio que data de la época de la dinastía 26a. Se trata de una de una madera (de 31 x 51.5 cm), revestida con estuco y pintado con escenas mitológicas y escritura jeroglífica. Fue hecho para conmemorar la muerte de un sacerdote de Tebas, consagrado al Dios Mentu, llamado Ankh-f-n-khonsu. Aunque muchos objetos fueran típicamente sellados dentro de la tumba junto con el cuerpo, objetos funerarios como éste fueron colocados fuera de la tumba como un punto focal para los ofrecimientos dados por amigos y parientes del difunto. Después de descubrir este Stele en un museo en El Cairo, Crowley recibió la comunicación mística conocida como el Libro de la Ley.”  Fue llevado desde Hamburgo a través de Alemania hasta Zurich y luego hacia Stein, donde se lo guardó en la capilla de la OTO, mientras resonaban las campanas, llamando a un ritual gnóstico (Pág. 103).

 

   Simplemente ¿qué es esta Orden de los Templarios Orientales? Y ¿qué conocimiento previo tenía de los planes del Concilio que los llevó a celebrar su apertura?

 

   Estas preguntas están contestadas en el libro Blood on the Altar, ya que Craig Heimbichner desenmaraña la historia y el funcionamiento de lo que él denomina la sociedad secreta más peligrosa del mundo, el poder detrás del Gobierno Invisible o Criptocracia (Crypto-cracy).

 

   La Criptocracia está involucrada en la transformación o “el procesamiento alquímico” de la conciencias de las masas, mediante la manipulación psicológica de la mente. Con la ayuda de las sociedades secretas, se realizan pruebas, se miden los resultados y se “diseñan” los acontecimientos mundiales (Págs. 5-6, 15, 137).  El objeto es que las masas vivan de manera controlada, como si fueran títeres del Nuevo Orden Mundial Masónico.

 

   La OTO, instituida hace un siglo, conforma el “colegio de graduados” de la masonería, y se autodenomina la “Academia de la Masonería”. Contiene a todos los grados de la masonería y del iluminismo y es la más alta sociedad secreta para la elite de la masonería.

 

   Como organización internacional, la OTO es una organización “religiosa” que, en EE. UU., se encuentra exenta de impuestos (Págs. 13-14, 25, 76, 87, 91-92). Los escritos de quien por mucho tiempo fue su cabeza, el agente de inteligencia británico y satanista Aleister Crowley (fallecido en 1947), quien se hacía llamar la Gran Bestia 666, reveló que la OTO se funda en el satanismo: Aleister Crowley “ha sido una referencia constante en determinados ambientes de la contracultura anglosajona contemporánea. Por ejemplo, en el ámbito musical, donde los Beatles, Rolling Stones, Ozzy Osbourne o Daryl Hall han reivindicado su figura y/o su mensaje a través de sus canciones”. (Koch, Paul H.; “Illuminati”; Ed. Planeta; Buenos Aires; Pág. 146 y 147).

 

   Crowley llamaba a Satán “mi señor” y decía, refiriéndose a la OTO: “No tenemos escrúpulos en restaurar la “adoración al diablo” (Pág. 28). Sin embargo, en la OTO, la adoración al diablo no se realiza abiertamente bajo el nombre de Satán, sino subrepticiamente bajo el nombre del ídolo satánico con cabeza de cabra: Bafomet. También denominado León y Serpiente, Bafomet es adorado como Dios en las misas gnósticas, que es la liturgia central de la OTO (Págs. 29-30).

 

   La misa gnóstica, ideada por Crowley, no es una misa negra, es decir, una Misa Católica invertida, sino una parodia blasfema de la Misa Católica (Pág. 15). Es muy importante entender que las raíces de la masonería se entrelazan con el judaísmo, lo cual nos ayuda a ver la mano de la masonería detrás los judaizantes de la Iglesia Católica.

 

   Heimbichner afirma que toda la masonería está subordinada al judaísmo. Un “operativo clave” (Se refiere a Félix Lazerus Pinkus (1881-1947), quien además se desempeñó como presidente de la Unión de Sionistas de Zurich) en la institución de la OTO, fue un miembro activo de la B’nai B’rith, que es la masonería judía (Pág. 89).