El 26 de septiembre de
1896 se reunió en Trento el Primer Congreso Antimasónico Internacional. Fue
presidido honorariamente por numerosos obispos y arzobispos de Europa y
América, siendo su presidente efectivo el Príncipe
Carlos de Lowenstein.
Las conclusiones a que llegó el mencionado
Congreso fueron redactadas, luego de una brillante exposición, por el sabio Profesor Vicente Longo, después de
haberse ocupado durante más de veintidós años del problema masónico y de haber
estudiado más de ciento cincuenta obras oficiales masónicas. Todas sus
afirmaciones, pues, fueron probadas por citaciones y documentos auténticos de
la propia Masonería. “Ningún desmentido
ha podido producirse después del Congreso para defender la Masonería de las acusaciones
que la Sección ha formulado contra ella, lo que prueba una vez más que la
Sección ha juzgado exactamente al adversario” (Actes, t. II, pág. 51).
La Masonería, que recibió la noticia del
Congreso con sarcasmos y amenazas,
se amedrentó ante la profundidad del ataque, incapaz de una refutación seria,
se llamó a silencio, pretendiendo ahogar en él las conclusiones del Congreso.
Hemos creído conveniente dar a conocer aquí
dicho documento, que a pesar de su interés e importancia, no ha tenido la
difusión que merece.
CONCLUSIONES
Primera Sección
Doctrina
Masónica. Respuesta
a las cuestiones examinadas por la Sección.
1) ¿Cuáles son las
doctrinas religiosas en las cuáles se ha inspirado la Masonería?
A esta cuestión, apoyándose en la autoridad
oficial que ha sancionado las doctrinas contenidas en más de 150 volúmenes de obras
masónicas, volúmenes que han figurado en la pequeña exposición del Congreso de
Trento, se ha declarado por unanimidad.
Que las doctrinas religiosas y filosóficas
reproducidas y propagadas por la Francmasonería son las doctrinas phalicas de los antiguos Misterios de la
India, de la Persia, de la Etiopía, del Egipto, de la Fenicia, de la Grecia, de
los Romanos, de los Druidas; y, después del Cristianismo, de los Gnósticos, de los Maniqueos, de los
Albigenses, de los Pataros y otros semejantes, de los Templarios, de los Filósofos del Fuego o Alchimistas o
Rosacruces.
Estos últimos, el 24 de junio de 1717
fundaron la Masonería en su símbolo actual, para perpetuar bajo su nombre el
culto del Phallus, llamado asimismo Naturalismo, o culto de la Naturaleza. Por
esto la Masonería se define a sí misma, por boca de la Gran Madre Logia de todas las logias del mundo, Madre Logia de Inglaterra: “La capacidad de la naturaleza, la
inteligencia del poder que existe en la naturaleza en sus diversas
operaciones”. “En cuanto es la capacidad de la naturaleza, se define por esa
simple palabra Luz, la luz por excelencia que ilumina a todo hombre que viene
al mundo.”
“En
cuanto es la inteligencia del poder que existe en la naturaleza, se define: “La
ciencia que abraza todas las ciencias, sobre todo la ciencia del hombre: “Nosce
te ipsum” (Conócete a ti mismo).”
“Y en
cuanto es la variedad de las operaciones de la naturaleza, se proclama: “Un
hermoso sistema de moral, bajo el velo de las alegorías y el adorno de los
símbolos”.
“En
fin, para resumir, en pocas palabras las precedentes definiciones: “Ella es la
ciencia del Santo Nombre de Dios, de la palabra Jehováh,
pronunciada e interpretada en logia por Hi-Ho, que quiere decir El-Ella, los
dos sexos, las dos potencias generadoras”.
2)
¿Cuáles son las relaciones de la Masonería con el Satanismo?
Respecto de las relaciones de la Masonería
con el Satanismo se convino por unanimidad que la simple Masonería o Masonería de
los tres primeros grados, de Aprendiz, de Compañero y de Maestro, hallándose como se halla, común y necesariamente dividida
en exotérica y esotérica, es decir, que sus miembros, ignorando como ignoran, en
su mayor parte, la significación de sus símbolos, y, por consiguiente, no
hallándose todavía moralmente preparados y dispuestos para un comercio físico y sensible con los
espíritus, o bien con Satán, no existe esta relación bajo el punto de vista
físico o sensible entre la Masonería común y los espíritus. Bajo el punto de
vista moral e intelectual, sin embargo, tienen una perfecta relación con el
satanismo, puesto que es una asociación que se llama a sí misma “Dios”, o como la define Mazzini, “Ecclesia Sancta Dei”, entendiendo por este Dios, a Lucifer o el Sol, principio
de la generación material universal.
Que, en fin, los Maestros de la simple Masonería, bien distintos por sus símbolos y
por la separación de sus reuniones, de los Aprendices y Compañeros, a los
cuales no les son explicados sus símbolos, pueden practicar, si quieren, el Arte Hermético o
negro, la Magia, bajo el nombre de Masonería Sacerdotal, supuesto
que por el hecho mismo de ser Maestros, son sacerdotes de Satán, representado
en todas las logias simbólicas por la Estrella flamígera o flamente.
3) Las diversas doctrinas profesadas, al menos en apariencia,
por los masones ¿tienen una relación entre ellas? Y si la tienen ¿cuál es?
A esta cuestión se ha unánimemente
respondido que las diversas doctrinas públicamente profesadas por los masones
bajo los diferentes nombres, se resumen en el Masonismo “por el todo en el todo” o en el Dios Gran Todo del Panteísmo
idealista y del Materialismo bajo el
nombre de ciencia positiva o Positivismo.
Que esas doctrinas, en el lenguaje simbólico
universal de los masones, reciben de ellos el nombre de “Masonería ostensible a los profanos”.
Que tienen entre ellas una íntima relación,
en cuanto todas identifican al universo con Dios.
Que
provienen todas de la Masonería, escuela y seminario de ateísmo.
Que su relación consiste únicamente en la
sustitución del concepto de un Dios generador
del Universo, al concepto cristiano del Dios creador del Cielo y de la Tierra.
Y que esta institución se halla indicada en
la Masonería por el nombre del Arquitecto
del Universo, aplicado a Dios. Y el Arquitecto supone la preexistencia o la
coexistencia de la materia sobre la cual debe ejercerse la arquitectura y
emplearse los instrumentos para ponerla en obra.
4) ¿Cuál es el fin de la
Masonería?
A esta cuestión, después de una larga
discusión, se ha respondido unánimemente: Que
el objeto de la Masonería es la destrucción universal en el orden físico,
intelectual y moral.
a) En el orden físico, o de la existencia,
puesto que la Masonería ha divinizado la muerte o la destrucción universal,
sustituyendo a la Santísima Trinidad Cristiana por la Trinidad india de un Dios
Generador,
Destructor
y Regenerador,
representado por su Triángulo, realizado en el Cosmos por el
principio general según el que “mors
unius est generatio alterius” (la
muerte de uno es la generación del otro), y viceversa, sucesiva y
eternamente, y puesto en práctica por los masones con grave perjuicio de la
sociedad humana, bajo los especiosos nombres de lucha por la vida, revolución perpetua y
progreso indefinido.
b) En
el orden moral, el objeto de la Masonería es la destrucción universal,
puesto que deifica el principio del mal, y con él, todos los vicios bajo el
nombre de todas las virtudes.
c) En
el orden intelectual, su objeto es la destrucción universal de la verdad,
por la profesión explícita y necesaria del secreto, de la mentira, del perjurio y de la
blasfemia cotidiana.
En una palabra, resumiendo todo lo que
precede, se ha concluido que así como apagando u oscureciendo, en cierta
manera, el Sol, los que cierran los ojos a su luz, apagan y oscurecen la vida, el
orden y la belleza del Universo; los masones, falseando el concepto cristiano
de un Dios Creador, por la
sustitución del concepto de un Dios
Generador, tienden a la destrucción universal, visto que en todos los ritos simbólicos y
en todas las ceremonias religiosas profesan la adoración y el culto del maldito
pecado mortal en acto, “per peccatum mors”;
y visto que adoran la rebeldía universal de Satán y la lujuria infinita de la
humanidad, que son el Alpha y Omega de su dios, la Destrucción.
SEGUNDA SECCIÓN
Acción
Masónica. Definiciones.